'El anticlímax del GP de Canadá', por Diego Mejía

El público canadiense es, en mi opinión, uno de los mejores que tiene la Fórmula 1. Pasión por la máxima categoría hay en muchos países, a diferentes niveles, pero los canadienses son el tipo de seguidores que se involucran en la carrera y entienden lo que está pasando. Recuerdo cuando en 2002 Juan Pablo Montoya consiguió la pole y la ovación de la tribuna era como en ningún otro escenario, en ese año en el que el colombiano enlazó cinco poles al hilo, esta era la segunda. Ninguna de las otras tuvo esa recepción.

Cuando me preparaba para entrevistar a Toto Wolff para la transmisión de FOX Sports al final de la carrera de este domingo, llamaban a Lewis Hamilton al podio como ganador. El mismo público que le ha aplaudido otras seis veces como ganador, esta vez le abucheó, pero tal vez no directamente a él, sino más a la decisión que mató el climax del Gran Premio de Canadá.

Fue tan fuerte la reacción del público que tocó a Toto Wolff, su ceño se frunció y la entrevista tuvo que esperar a después del podio. No es como hubiese querido ganar, cruzando la meta segundo.

Y quienes le abucheaban no eran solo tifosi, seguidores vestidos de rojo, la reacción iba más allá. Así como Vettel dijo vía radio que le estaban “robando la carrera” después de ser notificado de la sanción de 5 segundos, al público le robaron un mejor final y una decisión deportiva del Gran Premio de Canadá. En cambio la resolución fue más disciplinaria.

Momento de la polémica entre Sebastian Vettel, Ferrari SF90 y Lewis Hamilton, Mercedes AMG F1 W10

Photo by: Zak Mauger / LAT Images

La increíble fotografía de Motorsport Images sobre estas líneas muestra a Vettel mirando su retrovisor derecho, lleno con el Mercedes de Hamilton, pero debo decir que después de ver la cámara a bordo en repetidas ocasiones, me queda claro que no maniobró agresivamente hacia el auto de Hamilton en ese instante, tampoco después. Sus correcciones de volante previas lo llevaron a esa posición en pista.

Fueron justamente estas últimas las que lo condenaron ante los ojos de los comisarios. En el momento de la controversia, las cámaras de la producción internacional enfocaron a Emanuele Pirro, uno de los cuatro comisarios deportivos que tomaron la decisión de sancionar a Vettel.

Antes de eso, lo usual es que el director de carrera, en este caso Michael Masi, quien ha reemplazado a Charlie Whiting, haya puesto sobre aviso a Pirro y sus colegas Gerd Ennser, Mathieu Remmerie y Mike Kaerne para que revisaran el incidente. Masi es quien encabeza la cadena de mando, aunque no sea quien tome la decisión final.

Los comisarios buscan ser consistentes con situaciones similares y probablemente habrán echado marcha atrás a la más reciente sanción por “regresar a la pista de manera insegura”, en la que aparece el nombre de Max Verstappen, en Suzuka, 2018, la misma carrera en la que Vettel acabó haciendo uno de sus desafortunados trompos al intentar adelantarle.

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Fueron 5 segundos para Max por una acción que tiene similitudes con la de este domingo, pero que no acaban de ser exactamente la misma situación, de hecho se citan ofensas a artículos diferentes del reglamento, aunque hechos muy similares.

La subjetividad, que siempre tiene un papel a jugar en estas decisiones, ha catalogado lo de Vettel dentro de la misma categoría que lo de Verstappen, aunque a Vettel le han dado dos puntos en la licencia, contra uno del holandés en ese entonces.

La normativa de la F1 actual tipifica más los incidentes, buscando hacer más preciso el juzgamiento y dejando menos a la subjetividad. Tal vez la excesiva regulación del deporte también impide que esa subjetividad tenga una visión más global del contexto y las circunstancias de cada incidente, más cuando está claro que no existen dos incidentes exactamente iguales.

Lo rescatable de todo esto es que se habla de Fórmula 1, que a más de uno le han hecho saltar del sillón con la sanción y que Ferrari ha dado señales de vida, aunque Mercedes acabe igual ganando incluso cruzando la meta segundos.