GALERÍA: el GP de México de 1990
El Gran Premio de México de 1990 tuvo diversos hechos que volvieron particular la carrera. Recuérdalo con nuestra galería.
La carrera de 1990 pasó a los anaqueles del automovilismo deportivo, pero no por la victoria, misma que quedó en manos del francés Alain Prost (Ferrari), sino por el segundo sitio.
El austriaco Gerhard Berger consiguió la pole position para la carrera en la Ciudad de México a bordo de su McLaren acompañado en la primera línea por Riccardo Patrese con su Williams. El brasileño Ayrton Senna (McLaren) y Nigel Mansell (Ferrari) ocuparon la segunda fila de salida.
La carrera de ese año estuvo marcado por diversos sucesos. Primero, el décimo tercer puesto en la parrilla para el francés Alain Prost, un sitio inusual para él. Después, durante la sesión de calentamiento (warm up) realizada el domingo por la mañana, un perro logró colarse a la pista, situación que obligó a la suspensión de la sesión.
Ya en la carrera, Patrese tomó el liderato superando a Berger al final de la recta principal. Sin embargo, ese gusto le duró poco, ya que al final del primer giro, Ayrton Senna rebasó a los dos competidores, mientras Riccardo descendió a la tercera plaza.
Conforme la prueba avanzó, la llanta delantera izquierda del McLaren de Gerhard presentó una falla, lo que obligó a su entrada a pits y permitió que el brasileño Nelson Piquet tomara la segunda posición. Para ese momento, Prost y Mansell, ambos competidores de Ferrari, ya estaban dentro de los cinco primeros de la competencia. Para el giro 42, ambos coches del Cavallino Rampante ya ocupaban la segunda y tercera plaza.
A seis vueltas del final, el giro 63, Senna sufrió una pinchadura de neumático, lo cual llevó a Prost al primer sitio de la carrera, seguido por Mansell. Parecía un 1-2 de Ferrari, hasta que el inglés sufrió un trompo y descendió al tercer escaño, justo por detrás de Gerhard Berger.
El brasileño e integrante de Ferrari no permitiría que el segundo puesto se le escapara, y de una forma heróica inició un ataque contra el McLaren. En la última curva, en la famosa Peraltada, atacó por la parte externa, sin dejarle espacio a su rival para así concretar el doblete de Ferrari, y uno de los rebases más arriesgados en la historia de automovilismo.
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