La realidad es que Hamilton terminó tan campeón como en 5 de las últimas seis temporadas. Pero esa definición dejó trascender una configuración preocupante. El británico finalizó con un solo rival en la pista, Max Verstappen. La debacle de Ferrari y la obsecuencia del equipo Mercedes que volvió a reducir a Valteri Bottas a mero espectador, llevaron el campeonato hasta la languidez.

Nobleza obliga, en la segunda parte del año tuvimos carreras notables, espectaculares en algunos casos, Brasil por ejemplo. Pero la lucha por el título nunca entró en discusión. Ni siquiera la resurrección ferrarista después del receso, cambió la ecuación. Las victorias de Leclerc en Spa y Monza, junto con la de Vettel en Singapur, no provocaron zozobra. Técnicamente, después de Budapest, Hamilton ya estaba a dos carreras y media de su más cercano perseguidor.

Lewis Hamilton, Mercedes AMG F1 W10

Verstappen tuvo el mérito de cortar la paliza de Mercedes en Austria. Su victoria fue aire fresco para una temporada que parecía estar al borde del colapso. A partir de allí, empezamos a divertirnos, pero fue sólo eso. Un placebo. Como definen los libros. Una sustancia inerte, quieta, inofensiva.

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Los alemanes siguieron con su plan, los italianos no pudieron seguir la estela; y los japoneses de Honda, detrás de sus propios objetivos. Motores confiables, efectivos y con ambiciones de futuro. La F1, demanda su “Normandia”. Una estructura que cambie el curso de esta historia, ó al menos que desafíe el estatus vigente desde 2014. Pero por ahora, el desembarco debe esperar. Hasta el nuevo reglamento en 2021, queda un año de transición.

Surgen dudas acerca de si todos los protagonistas van a estar en el mismo tablero. Hamilton no asegura su fidelidad a Mercedes; ni Mercedes a la F1. Vettel podría ver expirado su vínculo con Ferrari, y tal vez Bottas pueda verse obligado a algún lugar perdido de la grilla. Probablemente, el Verstappen que terminó inquietando por momentos al séxtuple campeón, junto con Leclerc, sean cabecera de la “Normandía” que la F1 está necesitando.

Durante este año, el campeonato fue una parábola que volvió al mismo casillero de partida. Una trayectoria que dejó al descubierto el peor campeonato de Vettel con Ferrari, y la mejor proyección de Honda con Red Bull, que ahora incluso, plantea normas de discusión más allá del reglamento de 2021. Se impone el armisticio, hasta nuevo aviso, esperando siempre, sumar otros soldados.