Las 25 personas más influyentes de la Fórmula 1

Dice mucho de Allison que Wolff intentó por todos los medios quitárselo a Ferrari incluso antes de que la relación entre el ingeniero y los de Maranello se deteriorara. Ahora es cosa suya mantener al equipo de las flechas de plata en la dirección correcta.

El currículum que presenta es envidiable: parte de la aerodinámica de la Ferrari dominante de Michael Schumacher, director técnico adjunto de Renault en los dos títulos de Alonso y logró que Lotus ganara carreras antes de volver a Ferrari. Es considerado el genio número 2 de la aerodinámica, solo por detrás de... ¿imaginan quién?

Problemas legales con su antigua compañía aérea le impiden salir del Reino Unido. Pero pese a su trama personal, Force India, su equipo, es ya un grande de la F1. Y la hazaña es aún mayor si se tiene en cuenta que el copropietario está en prisión.

Fue detenido hace poco en Londres, y muchos creen que acabará dejándolo o vendiéndolo (a los mexicanos que intentan hacerse con Force India), pero él se mantiene y, como miembro del Grupo de Estrategia de la F1, de la Comisión de la F1 y el Consejo Mundial de Deportes de Motor de la FIA goza de una importante influencia.

Además de sus tres títulos, 25 victorias y su terrible accidente en 1976, Lauda es famoso por todo lo que dice y por cómo lo dice. Además, ocupa un notable cargo como presidente no ejecutivo de Mercedes, equipo del que tiene el 10% de acciones.

Es una especie de consejero, y aprovechó su amistad con Ecclestone para reforzar la posición de Mercedes de fuera de pista (deportiva y económicamente).

Si hay un piloto que con 19 años puede estar entre las 21 personas más influyentes de la F1 es Max Verstappen. Ha revolucionado la F1 desde su debut con 17 años (llevando incluso a cambiar el reglamento que ahora impide que menores lleguen a la máxima categoría), y su sorprendente cambió a Red Bull estuvo justificado en la primera carrera: ganó y arrebató a Vettel el record de precocidad.

Su carrera en Brasil 2016 provocó comparaciones con Ayrton Senna, fue el que más veces ganó el premio a ‘Piloto del día’ la pasada temporada y su influencia es global, mucho más allá de Holanda.

Será uno de los protagonistas de la próxima década y hay quien asegura que acabará en Mercedes o Ferrari.

A sus 58 años, Newey sigue siendo la máxima estrella de la F1 en cuanto a ingenieros. Fue el genio que estuvo detrás de la época gloriosa de Williams, McLaren y Red Bull, y su talento no tiene igual.

Es capaz no solo de acertar plenamente a la primera, sino también de recuperarse de un proyecto que nazca con dudas.

Su pasión ha menguado, pero mató el gusanillo con los barcos de la Copa América y el hipercoche Aston Martin / Red Bull. El cambio de reglamento de este año le ha devuelto la ilusión, y aunque Red Bull no ha empezado en la cima, su remontada es esperada por todos.

De los tres hijos del fundador Sir Frank, Claire Williams es la que ha heredado el timón de la escudería. Lo hace con un carácter relajado y rodeándose de un fuerte equipo que la apoya y rinde, con el ex de Jaguar Cars, Mike O'Driscoll; con Wurz actuando fuera de escena y con la reciente incorporación de Lowe, recién llegado de Mercedes.

Uno de sus retos ha sido encontrar dinero que sustente al equipo, y la incorporación de Lance Stroll a la escudería (con el innegable apoyo financiero de su padre Lawrence) es clave en ese aspecto.

Así como el éxito de Mercedes no tiene secreto, tampoco tiene un solo padre. Y la lista tenía que incluir al director de Mercedes AMG High Performance Powertrains, dada la superioridad de los motores del equipo alemán.

El motor turbo híbrido V6 de Mercedes pasará a la historia como uno de los más poderosos.

Lidera su equipo con carácter pero a la vez una relajación que afecta positivamente al grupo. Ferrari quiso ficharle, pero Mercedes pudo respirar tranquila cuando decidió quedarse en Brixworth.

Aunque ha perdido poder e influencia según su equipo dejaba de ganar títulos, Christian Horner sigue gozando de importante reconocimiento en el paddock. Estuvo muy ligado a Ecclestone, cuya salida plantea dudas sobre qué será del jefe de equipo de Red Bull.

Calculador e inteligente, es un experto manipulador de los medios de comunicación.

Más de diez temporadas sin ganar un título y más de dos temporadas de penurias en McLaren-Honda no han sido suficientes para que Alonso deje de ser considerado por muchos como el mejor piloto de la parrilla.

Genera respeto y admiración, y cada vez que habla todos escuchan. Deja siempre interesantes reflexiones y declaraciones, y tras sus palabras muchas veces parece haber una inteligente doble lectura.

Como muestra de su influencia dos hechos:

1) Fue elegido el piloto más popular en la encuesta Global de Motorsport Network (en este link)

2) Su primer test en Indianápolis fue seguido por dos millones de personas (en este link).

Precursor que trajo a la F1 a marcas como Martini, Rolex o Johnnie Walker en los últimos años, ahora es director ejecutivo de McLaren.

El movimiento de llevar a Alonso a Indianápolis parece otra de sus jugadas maestras, y tendrá que utilizar su talento en la negociación para lidiar con los problemas de la escudería (y su suministrador de motores) bajo la dirección de la nueva junta ejecutiva tras la salida de Ron Dennis.

Los que le conocen dicen que es puro nervio y energía. McLaren lo necesitará.

El verdadero conductor del tren de la F1. Hace las reglas, hace que se cumplan, dirige cada gp y vela por la seguridad de la categoría.

Ex jefe de mecánicos del equipo Brabham (de Ecclestone), lleva casi 30 años siendo, con su carácter relajado y accesible, el guardián de todas las sesiones en pista. Cumplirá 65 y se rumorea que no le queda mucho tiempo en el cargo, pero hará falta alguien muy especial para sustituirle.

En un astuto movimiento, el nuevo dueño de la F1 ha decidido mantener en el barco a la antigua abogada de Ecclestone, en un nuevo cargo denominado “jefe oficial legal”.

Fue la asistente de Bernie durante más de 20 años y sabe más detalles de los acuerdos y contratos de la categoría que el propio jefe. Dará a Liberty la tranquilidad de saber qué se puede y qué no se puede cambiar.

Bratches tiene la responsabilidad de llevar a la Fórmula 1 al siguiente nivel en cuanto a promoción y a generar audiencia. Chase Carey confía plenamente en él, y declara que, en su trabajo con la televisión ESPN (donde fue vicepresidente ejecutivo de ventas y director de marketing), construyó una de las verdaderas franquicias del deporte. El alemán quiere globalizar aún más la F1 y trabajará por expandirla hasta todos los rincones donde pueda llegar.

El brasileño no es, ni mucho menos, un apasionado de la Fórmula 1, pero sí propietario del fabricante que está unido a la categoría a más largo plazo: todos se comprometieron hasta 2020 menos Renault, que tiene contrato hasta 2024.

Probablemente sin Ghosn la Fórmula 1 no tendría motores turbo híbridos: insistió en su implantación y luchó contra Ecclestone para que no fueran retirados. Cualquier acuerdo para 2020 deberá recibir su aprobación.

Actúa como jefe de Red Bull en la Fórmula 1 aunque no dirija el equipo (lo hace Horner) ni sea la cara pública. Es la mano derecha de Dietrich Mateschitz, el que mueve los hilos por detrás, y el que decide el destino de los pilotos de Toro Rosso y el equipo “mayor”.

Un accidente (era piloto) le hizo perder la vista en un ojo. Es muy directo y no calla nada, lo cual no siempre sienta bien. Entre sus rivales no goza de muchas simpatía, lo cual es una señal de su poder.

Su poder más allá de lo deportivo (es co-propietario de McLaren) es territorial. Es príncipe heredero de Bahrein, y además acoge una de las carreras más fuertes económicamente hablando.

Queda en familia, ya que el 50% de McLaren es de Mumtalakat, el brazo de inversión del Reino de Bahrein, en manos de su primo Mohamed. Y el que está involucrado en el Consejo Mundial de los Deportes de Motor de la FIA es su hermano menor Abdullah. Pero el heredero al trono de Bahrein es él.

Un tricampeón del mundo, rapidísimo, y el piloto más excéntrico de la Fórmula 1, con influencia dentro del paddock y fuera de él. Una superestrella que se junta con otras estrellas del mundo de la música, el cine o el deporte. De orígenes humildes, Hamilton no oculta su fortuna actual, y es el piloto con más fans en redes sociales (4’2 millones de seguidores en Twitter, seguido de Alonso, que tiene 2’4).

Su aspecto de ‘bad boy’ tatuado y de estrella de la calle atrae también a grandes marcas.

Le han encomendado nada menos que dirigir el futuro de la Fórmula 1 a nivel técnico. Sin embargo, sus siete títulos entre Ferrari y Benetton, el mundial con su propio equipo y haber asentado las bases de la actual Mercedes hacen de él un hombre totalmente cualificado y uno de los ingenieros más exitosos de la historia.

Ya ha dejado claro que quiere una F1 más pura, y eliminar elementos adicionales como el DRS. Su reto más difícil será el de decidir qué motores tendrá la máxima categoría a partir de 2020, que satisfaga a los fabricantes de coches de calle y a los aficionados (que quieren más ruido).

Es el director del equipo más poderoso de la F1 actual. Abierto y simpático ante los medios, pero esconde una cara que sólo deja ver de vez en cuando, y lo hizo en la gestión de la salida de Lowe, que había sido pieza clave del éxito de Mercedes.

Su influencia, más allá del equipo alemán, se incrementa al ser motorista de Force India y Williams, que al ser miembros del Grupo de Estrategia tienden a no votar en contra de los intereses de su suministrador.

Su rol, además de deportivo, es totalmente político.

Muy diferente, tal vez totalmente contrario al anterior presidente de la FIA, Max Mosley. Él no es manipulador, deja hacer, interfiere menos. Ha demostrado estar muy implicado con la seguridad vial.

No se mete en ‘fregados’ en la Fórmula 1 y aunque eso frustra a algunos, su carácter puede asegurarle su reelección a finales de este año.

Es una incógnita cómo se desenvolverá con los actuales dueños y cuál será su papel en el futuro de la categoría. Afortunadamente, en el ‘Triunvirato’ de poder de la F1 está también Ross Brawn, que fue subordinado suyo en Ferrari. Ambos son dos hombres de carreras y, si se ponen de acuerdo, serán vitales para el devenir de la Fórmula 1.

Copropietario de Red Bull, gastó muchos recursos con sus dos equipos en Fórmula 1 y toda la publicidad que ha dado al campeonato y el antiguo dueño, Ecclestone, se lo supo recompensar.

Sin Bernie, hay que estar atentos a cómo se desenvuelve Mateschitz. Mercedes le ha quitado no sólo los últimos mundiales sino también poder, por ejemplo apoyando los motores turbo híbridos que a Mateschitz no convencen.

Aunque en otros deportes lo haga, aquí no puede hacer de la F1 su juego y sus reglas. Veremos qué ocurre tras 2020…

El (ahora segundo bigote) más poderoso de la Fórmula 1. Presidente desde 2006 de la empresa matriz de Mercedes, Daimler AG, tiene en su mano la potestad de que la Fórmula 1 pierda un equipo tricampeón, un histórico fabricante de motores y el prestigio que da una de las marcas más reconocidas de coches.

Gracias a las alianzas con Fiat-Chrysler y Renault-Nissan, trabaja mano a mano con Ghosn, de Renault, y Marchionne, de Ferrari, para proteger sus intereses en la máxima categoría. Cuando la F1 quiera reinventarse en 2020, necesitarán la aprobación de este señor

Muy diferente al ex, Luca Di Montezemolo, el actual presidente de Ferrari es apodado por muchos ‘el asesino silencioso’. No muestra en su aspecto habitual (suéter y pantalones) el poder que tiene, y su acento de Nueva York, en un italiano-canadiense, le distingue de sus predecesores.

Un hombre puramente de negocios que genera multitud de comentarios por lo directo y sincero que se expresa en las reuniones de los equipos. Ha sugerido que se irá a finales de 2018, pero antes de eso tiene un hueso duro: el nuevo dueño quiere eliminar el histórico bonus de privilegio que tiene Ferrari de 100 millones de dólares al año…

El dueño de la Fórmula 1. Así, como suena. El sucesor de Bernie Ecclestone, y totalmente diferente a él. Cuenta con la confianza del mundo de la máxima categoría, que ha visto en él la posibilidad de una nueva era.

Parece el indicado para unificar los ambiciosos pensamientos de los distintos líderes de la Fórmula 1 y llevarla hacia un futuro brillante.

Hay motivos para creer que está calificado para la misión encomendada. Como director ejecutivo de Fox logró un acuerdo por 1.600 millones de dólares para lograr los derechos comerciales de la NFL.