El Dakar sustituye a Etienne Lavigne por David Castera

El Dakar cambia de ciclo, al menos, de momento, en lo que a su dirección se refiere. El francés David Castera reemplaza su compatriota Etienne Lavigne, que llevaba al mando del mítico rally desde 2004. 

Castera ya sabe lo que es estar en puestos directivos del Dakar, ya que desempeñó la función de director deportivo durante 10 años, antes de que Marc Coma tomara el relevo en 2016. Ese puesto sigue vacante desde que el piloto catalán, cinco veces ganador del rally en moto, no renovase su contrato a principios de 2018. 

El copiloto francés debutó en el Dakar en moto en 1994, logrando un tercer puesto en 1997 como mejor resultado, y dio el salto como copiloto de coches en 2015 junto a Cyril Despres. La pasada edición la corrió a la derecha de Stephane Peterhansel, 13 veces ganador de la prueba, aunque su aventura acabó el penúltimo día con fractura de las vértebras L1 y L2. 

Además, desde 2018 es el organizador del Rally de Marruecos, prueba referencia de preparación para el Dakar.

Lavigne no se desvinculará de ASO (Amaury Sport Organisation), sino que pasará a desempeñar otros roles dentro de la empresa. El francés comenzó a formar parte de la organización del Dakar en 1992, junto a Gilbert Sabine, padre de Thierry Sabine, creador del rally. Durante años fue el responsable de la logística global del rally, antes de hacerse con el control y la responsabilidad de toda la logística de los eventos organizados por Amaury Sport Organisation, entre febrero de 2002 y junio de 2006.

Desde febrero de 2004, este experto conocedor del terreno africano, formó parte de la cúpula directiva de la prueba. A Lavigne hay que reconocerle el aplomo de, con toda la caravana ya preparada en Lisboa, cancelar la cita de 2008 en África por las amenazas terroristas, y la capacidad de reinventar la carrera al otro lado del Atlántico. 

No obstante, sus relaciones con los gobiernos latinoamericanos se han ido debilitando en los últimos tiempos. El episodio final llegó a mediados de mayo de 2018 cuando, 48 horas antes de presentar el que iba a ser el recorrido de la edición 41ª del Dakar, Chile se echó para atrás y Bolivia le siguió los pasos 24 horas después. Tal y como el propio Lavigne reconoció a Motorsport.com en el vivac de Pisco en la última etapa del Dakar 2019, aquellos fueron momentos de tensión máxima y de preocupación por el futuro de la prueba. La descalificación de Chavo Salvatierra antes de que arrancase el Dakar desde Lima el pasado enero terminó de quebrar su relación con los dirigentes bolivianos.

"Sí, hay cierta sensación de alivio porque el año fue muy complicado. Hemos atravesado turbulencias durante varios meses entre abril y agosto, al no saber cómo ni cuándo podíamos preparar las cosas", comentó Lavigne entonces. 

"Armar un evento de este tipo en este formato o uno más largo es siempre un dolor de cabeza cuando tienes poco tiempo. Si tengo que construir un Dakar cada año en solo seis meses, tengo que cambiar mi trabajo, porque tienes una presión enorme. Para mí, el ideal es la edición 2018: pasar por tres países, un tríptico de geografía, de etapas diferentes. Espero tener este tipo de cóctel con varios ingredientes porque es darnos la posibilidad de sorprender más a los pilotos".

El futuro del Dakar pasa por arreglar los lazos debilitados con los países sudamericanos, con la opción de una edición Peru-Chile-Bolivia encajando a corto plazo. Pero los rumores se han disparado en las últimas semanas, y la organización –que no ha confirmado estos movimientos– parece estar negociando con países de Oriente Medio como Arabia Saudita y con gobiernos de África del Sur en busca de una alternativa.