La reina del Dakar logra su segundo mejor resultado de manera inesperada

Pisco (Perú).-  Si lo de Toby Price en este Rally Dakar ha sido de otra galaxia, lo de Laia Sanz no se queda para nada corto. La catalana llegó a su noveno Dakar mermada físicamente tras tres meses recuperándose de varias enfermedades que se le juntaron. Del sofá a la cama y viceversa. Así todos los días hasta que a principios de diciembre su cuerpo comenzó a resurgir. 

Sanz, que ha basado en su preparación física muchos de sus éxitos, llegó a este Dakar 100% peruano, de arena y trampas con mucha precaución, sabedora de lo complicado de su reto. Pero, después de arrancar con pies de plomo, yendo de menos a más según pasaban los días, la reina del Dakar volvió a gobernar con su sonrisa radiante. 

Cada día llegaba a las carpas de KTM con el rostro manchado de arena y grasa de su moto, pero con un brillo en los ojos que decía por sí solo lo que estaba consiguiendo. 

"No me lo creo, porque ha sido uno de los mejores años en cuanto a resultado. No es de los que he corrido más, pero sí que al coger un ritmo algo más tranquilo ha hecho que no haya tenido problemas, que no haya tenido ninguna etapa que me haya desenganchado mucho. Así que estoy muy contenta. No lo hubiese imaginado hace un mes, así que puedo estar más que contenta", aseguró al llegar al ardiente y polvoriento vivac de Pisco.

"Ha sido un Dakar muy especial, seguramente el que más. La verdad es que no había estado tan nerviosa en la última etapa en todos los Dakar que llevo. Pero ahora estoy muy, muy contenta".

La catalana no lo tuvo fácil ni siquiera el último día, en los últimos 112 km de cronometrada. Tras ella llegaba un Kevin Benavides encendido, a 28:37, pero Sanz logró aguantar el tipo y dejarse 11:33 en meta para superar por 17:14 en la general al argentino, que fue sancionado en la etapa 8 con tres horas por lo que los comisarios consideraron "comportamiento antideportivo". 

"Sabía que estaba ahí Kevin, pero en el kilómetro 40 y algo me he hecho daño en el pie en el paso por un río y he aflojado mucho. Así que contenta porque creo que le he ganado por segundos. Está bien que haya sonreído un poco la suerte y un 11º está genial", respondió Sanz a Motorsport.com.

"La verdad es que la primera semana aguanté bien. Supongo que pegué el bajón después del día de descanso. Tuve una buena etapa y después un par de días que sufrí mucho, me debió de venir todo el bajón de golpe. Pero estos dos días he vuelto a estar a tope otra vez".

Sanz ha logrado el pleno de Dakares acabados, 9 de 9, y es la única piloto en activo de los de arriba que cuenta con tal cifra. 

"Sí que es verdad que en carrera tengo la cabeza dura y me transformó un poco, me motiva mucho y hace un mes no hubiese imaginado poder estar aquí dando el callo. Estoy muy sorprendida del resultado y agradecida al equipo por su apoyo y a la gente que me ha aguantado estos meses, que han sido complicados. 9 de 9 es algo genial, habrá que volver a por el 10º", añadió. 

La alegría de Sanz también tiene un toque de diversión, ya que le ha ganado la apuesta a Toby Price y tendrá el lujo de raparle la melena al Sansón australiano. 

"Lo de Toby es de otra galaxia. Con la mano rota y unos dolores fortísimos no sé cómo ha sido capaz de pilotar a este nivel y ganar la carrera. Al llegar al campamento cada día dejaba caer la moto porque no podía sujetarla más del dolor. Es brutal lo suyo y me alegro un montón por él y por todo el equipo".

La reina del Dakar es de otra pasta. Donde los demás sufren, ella se evade y va más allá. Cuando todo parece perdido, vuelve para atacar de nuevo. Si dos enfermedades le castigan, se planta en el Dakar y logra su segundo mejor resultado, acariciando el top 10

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