El coche que ganó en Le Mans Virtual casi se queda sin combustible

Que Le Mans es una carrera que elige a su ganador no es una frase vacía de significado. Hay numerosos ejemplos históricos de ello y, uno de los más recientes, el de Toyota en 2016, estuvo a punto de repetirse en la primera edición virtual de la prueba francesa.

Sin embargo, no fue una avería lo que a punto estuvo de robar la gloria al #1 de Rebellion Williams, sino la falta de combustible. Y es que el coche llegó a meta prácticamente 'seco' y de hecho tuvo que ser remolcado por otro coche hasta boxes.

La bandera roja que igualó las cosas en la última parte de la carrera arrebató toda la ventaja que Rebellion Williams había creado en la noche, y el combustible se convirtió en una amenaza que hubo que enfrentar.

"Los de ByKolles sí tuvieron en cuenta el combustible, pero nosotros tuvimos que cambiar la estrategia en la última hora. Estuvimos hablando por el grupo del equipo, los pilotos querían seguir con la estrategia de apretar y entrar en los últimos seis minutos de carrera, pero decidimos a la ligera ahorrar todo lo que pudiésemos, y en todo caso sacrificar la segunda plaza para poder ganar la carrera", explica a Motorsport.com Javier Guerra, director de Williams Esports.

Ese coche lo compartían Louis Deletraz y Raffaele Marciello con los simracers polacos Nikodem Wisniewski y Kuba Brzezinski. El más destacado era Wisniewski, pero tras la bandera roja el equipo vio que no podía hacer el último stint de una hora con él, porque había agotado la mayor parte del tiempo que podía disputar, y tuvieron que dar un stint a Deletraz para que luego acabara el simracer.

"Sin esa estrategia de ahorro nos habríamos quedado sin gasolina y habríamos tenido que parar en el último stint a repostar", continúa Guerra. "Tuvimos que jugar con dos estrategias: la del equipo #1 era ahorrar, aunque perdiéramos dos segundos por vuelta. Y la del #13 era luchar con el ByKolles [que finalmente quedó segundo] para que perdieran el máximo tiempo posible, una estrategia de equipo a dos bandas porque ellos eran más rápidos y los cálculos nos decían que lucharían con nosotros por la victoria al final".

La intriga sobre si la estrategia de ahorro sería suficiente o no duró hasta el final, y nadie en Williams cantó victoria hasta que el #1 finalmente llegó a meta. "Yo habría jurado que nos quedábamos sin gasolina en los últimos metros", admite Javier Guerra.

"Teníamos que arriesgar, pero esto solo pasa en las carreras, que el segundo es el primero de los perdedores, y tras 24 horas de luchar por ganar no podíamos permitirnos no arriesgar. Estaba claro que el destino era quedar segundos sin gasolina y llegar a meta empujados por el coche #13, o que el #13 nos ayudase a luchar con el rival".

El director del equipo agradece la ayuda del segundo coche, que permitió la victoria sacrificando la segunda plaza (acabaron terceros): "Todos actuaron como compañeros de equipo y, sin la ayuda de los compañeros del coche #13 no habríamos ganado, ni mucho menos".

Deletraz describió cómo fue ese enorme ahorro de combustible, y elogió a su compañero simracer por lograrlo: "Fue un ahorro extremo de combustible, con algunos apagados de los motores, y confiando enormemente en la transmisión. Yo no habría podido hacer eso, pero Niko lo hizo. Lo hizo muy bien, y acabamos con solo medio litro de combustible en el depósito, así que ni siquiera pudimos hacer la vuelta completa".

"Nunca he estado tan feliz después de una carrera de Esports o incluso después de una carrera real, porque fue un evento épico. El nivel de la parrilla era enorme. Fue la carrera de Esports más grande de la historia", concluyó el suizo, piloto de reserva de Haas F1.

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