'Austin espera al sextuple', por Adrián Puente

Hamilton ganó en México y ahora las combinaciones para obtener el sexto título son múltiples. Sólo se puede escapar de Austin si algo vuela por el aire, y nos es justamente la costumbre de Mercedes. Hamilton guarda un gran recuerdo de Estados Unidos, cuando supo definir la contienda de 2015 por encima de Rosberg y Vettel.

Estados Unidos tuvo siempre una fuerte incidencia en las definiciones de campeonatos. Las Vegas 1981 a favor de Nelson Piquet y en 1982 para Keke Rosberg. Watkins Glen en 1970, entronizando postmortem a Jochen Rindt cuando Ickx no podía pasar del cuarto puesto. El mismo escenario en 1974, cuando Fittipaldi logró 3 puntos de oro, marcando diferencias irreversibles ante Clay Regazzoni. Lauda en 1977, llegando cuarto para lograr el título de la revancha, una año después del accidente que puso su vida contra las cuerdas.

En los ‘60 en Riverside, consagrando a Jack Brabham. También Sebring, un año antes para su primera corona. Pese a una relación esquiva, que incluye la histórica Indianápolis, entre otros, Estados Unidos no pasa inadvertida para la máxima categoría.

Texas supo ser el año de su debut en 2012, el escenario virtual para la más grande convocatoria mexicana, antes del retorno al Autódromo Hermanos Rodríguez a partir de 2015. Aquella vez los sombreros tejanos convivieron con los sombreros charros en la misma proporción.

La diferencia técnica entre un trazado y otro es significativa. Por empezar la altura de la capital mexicana, comparada con la elevación de Austin, es incomparable. México ofrece a la F1 más de dos mil metros, mientras que Texas no supera los 300. Autos con menos branquias, temperaturas frías a frescas, y rachas de viento seco, van a configurar un escenario más previsible y potable a futuras “donuts” de Hamilton.

Lewis ganó cinco de siete en el Circuito de las Américas. Y fue poleman en las últimas tres. Ferrari tiene menos chances de descarga de potencia. Una acotada y en ascenso recta principal, y la combinación de las curvas 11-12 para hacer valer su motor. El resto es un dibujo sinuoso, con desniveles y deslizante, más aún si el viento juega su papel.

El británico de Mercedes dejó en México cuarenta y ocho vueltas con el compuesto más duro. Sólo superado por Verstappen y Ricciardo. Con esta estrategia Hamilton contrarrestó los efectos degradantes del asfalto mexicano para con los neumáticos. Se sobrepuso al zigzagueante comienzo peleando con Vettel, y metros más adelante con el holandés de Red Bull, todo por el pasto, y acelerando el desgaste de la goma media que sólo llegó a los primeros 23 giros.

Austin puede ser el Watkins Glen, Sebring o Riverside de ayer. Hamilton prepara el típico lazo de pastoreo tejano, para atrapar una nueva presa, el título número 6, superando definitivamente a Juan Manuel Fangio, y poniéndose a la sombra de Michael Schumacher.

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