'Canadá, entre el golpe de autoridad o el golpe contra el muro', por Adrián Puente

Hace un año, Lewis Hamilton estaba a 14 puntos de Sebastian Vettel, mientras se esperaba el Gran Premio de Canadá.

Después de las 68 vueltas en el circuito Gilles Villeneuve, el alemán terminó un punto arriba y con serias aspiraciones de campeonato. Hoy, la realidad no se acerca ni un poco a aquello. El británico lleva poco más de dos carreras de diferencia, y con Valtteri Bottas en el medio. Para Ferrari, las perspectivas son en el mejor de los casos, modestas.

El trazado canadiense es un circuito con un doble estándar. Muy rápido con frenadas brutales. Para los neumáticos, tracción, tracción y más tracción. El resto de los ítems de maltrato, no llegan a límites agobiantes. Dentro de esa lógica Ferrari se muestra un poco más conservador que Mercedes; mientras que Red Bull, también resigna blandos por duros en la batalla del caucho.

Existen diferentes perspectivas, incluso muchas de ellas contradictorias. Tanto como que Mclaren, Racing Point y Alfa Romeo, apuestan al neumático blando como principal recurso de ganancia. Pero cada uno, pelea un campeonato distinto. En la mitad de la tabla, son otros los valores, y el botín por el momento, no es comparable al que persiguen los Hamilton, los Vettel o los Verstappen.

Montreal seduce al acelerador como pocos escenarios en el año. Una descarga tremenda de velocidad, que antes del famoso “Muro de los Campeones” alcanza los 340 km/h. Pero la técnica obliga a frenar hasta los 130 km/h en poco más de 120 metros. Una dinámica que pone en juego la supervivencia en carrera, y que obliga a una puesta a punto mixta. Jugar todo al ataque es ver la pared de frente. Apostar a lo contrario, es resignar protagonismo en más de la mitad del circuito. Balance será la palabra de todo el fin de semana.

En 2018, pese a la victoria de Vettel, el holandés Max Verstappen, hizo la vuelta rápida, se quedó con el giro ideal, y dominó entre los más veloces de los últimos diez giros. Después del notable ritmo de Montecarlo, el red Bull, más allá de las particularidades del callejero, supo dar un salto de calidad con la persecución a Hamilton.

Canadá modernizó el paddock y su estructura mejoró la histórica versión de la Expo a fines de los 60. Pero la traza mantiene su mística. La de Gilles en 1978, y la Vettel en la temporada pasada. Entre una Ferrari y otra, el dominio regular de Hamilton; tanto ahora como en su primera versión con McLaren. Escenario ideal para un golpe de nocaut, ó un golpe contra el muro, todo depende, de quien lleve el volante.