¿Max es un instrumento de presión o teme al primer motor de Red Bull?

Un mes después de la explosión, el caso 'Red Bull Horner' se ha ampliado hasta el punto de abarcar otros sucesos que ahora se incrustan en un mosaico que hace temblar al mundo Red Bull. El asunto que ha llevado al director del equipo y consejero delegado de Red Bull Racing a rendir cuentas por un comportamiento inapropiado con una empleada ha sido debatido internamente en el grupo austriaco, con Horner absuelto. Mientras los abogados de Red Bull, Horner y la empleada aclaraban el incidente, hubo quien utilizó el escenario creado para perseguir otros objetivos, poniendo otros asuntos críticos al lado del problema original.

Chalerm Yoovidhya, accionista mayoritario de Red Bull, Christian Horner, director del equipo Red Bull Racing, Geri Horner

Fotografía de: Steven Tee / Motorsport Images

El asunto Horner se ha convertido en instrumental para otros objetivos, una oportunidad para concretar deseos que humeaban bajo las cenizas. La última salida sobre el asunto ha sido la de Jos Verstappen, aprovechada por el diario Daily Mail, al que el ex piloto declaró que veía al equipo en riesgo de explosión si Horner seguía en su puesto. El padre del campeón del mundo se posicionó claramente sobre el caso, oponiéndose a la figura del actual director del equipo con un mensaje que puede interpretarse como un aut aut aut.

Curiosamente, la declaración pública de Verstappen padre coincidió con los rumores de negociaciones preliminares que Jos habría iniciado con Toto Wolff, preludio de un posible fichaje por Mercedes. Sin embargo, hay dos versiones diferentes de este rumor.

El primer escenario es un Max Verstappen poco confiado ante el trienio 2026/28 (las tres últimas temporadas de su contrato firmado hace dos años con Red Bull) en el que tendrá que utilizar la unidad de potencia diseñada y construida en Milton Keynes por el nuevo departamento de trenes motrices.

Teniendo esto en cuenta, un fichaje por Mercedes podría ser estratégico y, potencialmente, lanzaría a Max entre los pluricampeones confirmados que pilotan con más de un equipo. Para Wolff, conseguir arrebatar a Verstappen a Red Bull supondría un enorme doble golpe: sustituir a Hamilton por un piloto de absoluto peso y, al mismo tiempo, quitarle a su primer rival una de sus bazas más importantes.

Jos Verstappen con Toto Wolff, director del equipo y consejero delegado de Mercedes-AMG F1 Team.

Foto: Jon Noble

Sin embargo, también hay quien sostiene que todo es una gran farsa. La perspectiva del fichaje de Verstappen por Mercedes es una fuente más de presión para el grupo Red Bull, ya de por sí sumido en los notorios acontecimientos en curso, y un lastre más para la todavía precaria situación de Horner. En apoyo de esta hipótesis está la forma en que Horner y Wolff hablaron entre ellos en el paddock de Sakhir (delante de las cámaras) o la cena en el restaurante del hotel Four Seasons de Manama (donde se alojaban muchos de los altos directivos de los equipos) donde no rehuyeron la posibilidad de ser vistos por miradas indiscretas, lo que puntualmente ocurrió.

¿Qué ganaría Mercedes con este "juego"? Un empujón a Horner en un momento en el que el gran rival se tambalea. El óxido de 2021 aún no ha desaparecido y no se puede descartar que el asunto protagonizado por Susie Wolff el pasado diciembre también influya.

Zak Brown y el propio Wolff han sido los dos directores de equipo que han sido más claros a la hora de pedir a la Fórmula 1 que arroje luz sobre este caso, subrayando el daño de imagen que supone todo este circo. El juego es político, el aspecto moral del asunto Horner un arma utilizada ad hoc para perseguir otros fines que poco tienen que ver con las motivaciones expuestas en ruedas de prensa para uso expresamente mediático, el nuevo campo de batalla.