Por qué los cambios de la FIA evitan una guerra con la F1

La reorganización de la FIA hecha oficial hoy es una buena noticia. Si intentamos ir más allá del escueto comunicado, surge una imagen muy clara: La F1 ha decidido apoyar a la Federación Internacional en un momento ciertamente delicado de la reestructuración iniciada por Mohammed Ben Sulayem, presidente del organismo.

Esto puede interpretarse de esa manera porque Steve Nielsen, el flamante nuevo director deportivo, era figura clave de la gestión de la Fórmula 1 y el número tres del staff de Stefano Domenicali.

Nielsen, quien tuvo en equipos de F1 al pasar por Lotus, Tyrrell, Benetton y AlphaTauri, tendrá un papel fundamental en la nueva estructura porque será responsable de todos los asuntos deportivos, empezando por la supervisión de la dirección de carrera y centro de operaciones a distancia, y terminando por la modificación de los reglamentos deportivos.

La noticia tiene un importante reflejo político, porque la llegada de Nielsen a la FIA puede leerse como un "arrebato" al promotor del campeonato o como el inicio de una colaboración. Cada vez está más claro que se trata del apoyo de la F1 a la Federación Internacional en una etapa delicada de su transformación.

Steve Nielsen, nuevo director deportivo de la FIA

Photo by: Mark Sutton / Motorsport Images

Nielsen no era el único nombre en la lista de candidatos al puesto de director deportivo de la FIA: según los rumores, se había contactado con figuras destacadas del paddock como Ron Meadows (Mercedes) o Jonathan Wheatley (Red Bull Racing), pero se trata de personajes activos en dos escuderías de punta que a menudo se han encontrado en el centro de las polémicas con la dirección de carrera, por lo que el salto al otro lado podría prestarse a diferentes interpretaciones.

No sólo eso, sino que tanto Meadows como Wheatley habrían tenido que someterse a un año fuera antes de asumir, mientras que la FIA necesitaba un cambio inmediato. Nielsen, por cierto, es una de las pocas personas respetadas por todo el paddock por su profesionalidad y se lo considera una figura "neutral", ideal para el papel que va a desempeñar en la FIA.

Domenicali se ha dado cuenta de que, con una Fórmula 1 capaz de despertar la curiosidad de una nueva generación de aficionados que ha permitido batir récords de asistencia a los circuitos, con un auge sin precedentes de la visibilidad mediática, no puede permitirse una FIA débil, constantemente en el centro de diatribas y polémicas.

Las declaraciones de Ben Sulayem a favor de la entrada de Andretti en la F1 con Cadillac Racing, en contraste con las de Domenicali, que quiere ver claro si la implicación de la marca del grupo GM aportará realmente valor añadido a la F1 o sólo pegará una pegatina en la carrocería, han sugerido una fuerte división de opiniones que sugiere una guerra de poder.

Nielsen, por su parte, parece ser el punto de encuentro entre dos mundos que tienen objetivos completamente diferentes: el promotor se preocupa del crecimiento de la F1 para obtener el máximo beneficio comercial y permitir un mayor reparto de los ingresos con los equipos, mientras que la Federación debe garantizar la gestión del campeonato y definir las reglas de juego.

En algunos aspectos parece como revivir las disputas entre Bernie Ecclestone y Max Mosley hace unos años, cuando en público discutían por todo y en privado siempre encontraban acuerdos amistosos. ¿Representa Nielsen una tregua en la lucha por el poder o es el comienzo de un nuevo rumbo?

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