El límite presupuestario y el peso

Dentro de la Fórmula 1, como en el resto de categorías de automovilismo, el peso de los monoplazas es uno de los temas más delicados. No es de extrañar, ya que solo diez kilos de diferencia pueden llegar a traducirse en tres décimas de segundo por vuelta en un trazado como el Circuit de Barcelona-Catalunya, donde se han realizado los test de pretemporada de 2022.

La evolución técnica que la F1 ha experimentado en la última década ha sido acompañada por un aumento gradual del peso mínimo. Algunas de las razones para ello son los cambios de normativa, los distintos requisitos de seguridad, como el halo, y la evolución natural de la tecnología, que ha requerido que se añadan elementos a los monoplazas. 

Entre 2013, la última temporada con motores V8 atmosféricos, y 2022, la campaña actual con motores V6 híbridos, el peso mínimo de los monoplazas ha aumentado en un 24%, de 642 a 795 kilogramos. La FIA permite que los coches pesen 43 kilos más que el año pasado para poder cumplir con el nuevo reglamento técnico pero, a pesar de esto, muchos equipos han tenido dificultades para mantenerse dentro de estos límites mínimos impuestos. 

No se ha tardado mucho en conocer la presión que se está empezando a ejercer sobre la FIA para que revise este peso mínimo y se aumente en al menos 5 kilogramos. En este caso en concreto, no parecen ser solo unos pocos equipos, sino que son prácticamente todos, incluidos los grandes nombres. La única excepción es Alfa Romeo, cuyo coche sí se ajustaría a la normativa.

La normativa establece que si la FIA está a favor del cambio solicitado, se requiere el voto de ocho de los diez equipos para poder aprobar una alteración del reglamento técnico. Sin embargo, si tenemos todo en cuenta, hay una gran diferencia con respecto al pasado: el límite presupuestario.

Diseñar un monoplaza ya no es únicamente un ejercicio técnico orientado al máximo rendimiento, sino también la búsqueda de un equilibrio perfecto entre coste y prestaciones del coche. Desde este punto de vista, si solo ha habido un equipo que ha invertido sus recursos técnicos y financieros en la optimización del peso mínimo establecido renunciando a, por ejemplo, un mayor gasto en aerodinámica, un cambio de reglamento de última hora penalizaría a dicho conjunto incluso antes de la carrera inaugural. 

Por ello, la FIA está estudiando detenidamente la posición que tomará, ya que, sin su opinión positiva sobre la misma, la propuesta será rechazada.

Los equipos siguen siempre la misma línea, la de sus propios intereses, y ahora hay quien alza la voz para clamar que el límite presupuestario es una limitación que impide la "dieta" a la que se someterían los monoplazas que se pasan del peso mínimo. 

Reducir el peso cuesta dinero, pero el reto que impone el límite de gasto es precisamente que las escuderías sean capaces de saber orientar sus recursos financieros cuando nace el proyecto, y no el de tratar de cambiar las normas a posteriori, como parece ser el caso actual.

En vísperas de la primera temporada en la que los equipos tienen un tope de costes, se corre el riesgo de destrozar las reglas impuestas por la nueva normativa.

La petición de los equipos sigue en pie. Ahora ya no se trata solo de un problema técnico, sino también del enfoque con el que la FIA aplicará para evaluar cada una de las peticiones de revisión del reglamento.