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Análisis

Los negocios corren más que un F1

Mauricio Gallardo analiza las virtudes y defectos de Bernie Ecclestone y su importancia para hacer de la Fórmula 1 la máxima categoría del automovilismo en el mundo.

Bernie Ecclestone

Bernie Ecclestone

XPB Images

Bernie Ecclestone
Pasquale Lattuneddu, FOM y Bernie Ecclestone
Bernie Ecclestone with Sebastian Vettel, Ferrari
Bernie Ecclestone hace una señal con el dedo
Bernie Ecclestone y Carlos Reutemann, Brabham BT44B-Ford
Bernie Ecclestone con Gordon Murray
Niki Lauda, Brabham BT46-Alfa Romeo con Bernie Ecclestone
Bernie Ecclestone, dueño de Brabham team con Max Mosley, March Engineering team manager
Bernie Ecclestone y Michael Schumacher, Mercedes GP Petronas
Chase Carey, Formula One Group Presidente con Bernie Ecclestone y Christian Horner, jefe de equipo R
Chase Carey, presidente del Grupo de la Fórmula 1 con  Bernie Ecclestone y Christian Horner, jefe de

Muchas veces leemos que el mundo entero se corre para darle paso al hombre que sabe adonde va. Bernie Ecclestone es uno de ellos, sin dudas.

El historial de la Fórmula 1 se construyó sobre hazañas gloriosas y también por el tesón de un hombre que supo siempre hacia donde quería ir.

Su historia es conocida por muchos y no es el punto central de esta nota. Su reciente salida como autoridad máxima de la Fórmula 1 no puede menos que dejar un vacío, independientemente de que si ya era tiempo de una renovación o de que todo cambio puede resultar para mejor, nunca se sabe.

Las presiones de los negocios corren más rápido que un F1 y esos mismos negocios en los que Ecclestone supo moverse como el mejor, ampliando su patrimonio y al mismo tiempo su compromiso con llevar la categoría al sitio más alto en la escala mundial, sellaron su suerte.

Negociar con Bernie no era fácil, muchos lo detestaban aunque no paraban de hacer lobby para reunirse con él. Su aporte a la Fórmula 1 fue vital y conociendo que "su" criatura era un fenómeno de alcance global, negociaba con mano firme cualquier contrato.

Se le pueden criticar muchas cosas, claro que sí. Su obstinación por llevar los Grandes Premios a lugares con escasa o nula tradición automovilística, el desplante a varios de los sitios históricos para el motorsport. Sus ideas no concretadas de correr en ciudades íconos como Paris o Nueva York, en fin, un Ecclestone auténtico siempre, lleno de paradojas y de opiniones cambiantes según el interés del momento.

Astuto, tenaz, apasionado. Bernie Ecclestone fue el hombre fuerte durante décadas, sinónimo absoluto de Fórmula 1. Las grandes estrellas del volante iban pasando ganando más o menos títulos pero la figura de este pequeño inglés seguía firme, ordenando todo en cada jornada de Gran Premio.

Ecclestone a sus 86 años es un trabajador incansable. Solo se podía ver una parte de su tarea en cada competencia. Allí se mostró siempre activo y atento a todo, tanto si el actual campeón le estrechaba la mano a algún poderoso jeque o si había una persona con un pase no autorizado merodeando por allí; Bernie estaba en todo, en los grandes detalles y también en los pequeños y eso lo hacía un distinto.

Mantuvo guerras fenomenales con la FIA, con los grandes equipos, con los super pilotos, pero al fin y al cabo durante años todos cedían ante su poder, el cual en parte se construyó en base al trabajo y otra parte a su carácter dictatorial.

Las nuevas generaciones de fanáticos podrán entender que ya estaba demasiado grande para continuar al frente de la que es la categoría de automovilismo más desarrollada del planeta, sin embargo, de no haber sido por su visión y su empeño, difícilmente la F1 habría llegado con tanta fuerza hasta nuestros días.

El solo hecho de que se necesitarán tres personas para hacer su trabajo describe primero la capacidad y versatilidad de Ecclestone, su costado positivo. Por el otro, que no delegaba absolutamente nada y ese quizá haya sido su costado negativo. Daba la sensación de que no escuchaba más que sus ideas a riesgo y error, fiel a ese instinto que pocas veces le falló.

Curiosamente, la presión de los negocios terminó también con su reinado. En otra dimensión pero similar a lo ocurrido con Ron Dennis, quien fue despedido por la Junta Directiva de Mclaren, su propio equipo, Ecclestone también fue obligado a dar un paso al costado por los nuevos dueños del circo.

Los negocios son negocios y así como tantas veces le tocó ganar, en esta oportunidad a Bernie Ecclestone le tocó ceder. Sin embargo, hay algo que nadie podrá quitarle jamás y es su lugar en la historia de la Fórmula 1, la máxima categoría del automovilismo mundial.

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