'El mundial empieza ahora', por Nira Juanco
En su última columna para Motorsport.com, nuestra colaboradora Nira Juanco reflexiona sobre el nuevo campeonato 2017 de Fórmula 1 que se abre tras la polémica de Sebastian Vettel y Lewis Hamilton en Bakú.
Ganador de la pole Lewis Hamilton, Mercedes AMG F1, Sebastian Vettel, Ferrari
Charles Coates / Motorsport Images
Era habitual verles reír, bromear y halagarse el uno al otro en la rueda de prensa de la FIA post clasificación y post carrera en las que habían estado mano a mano en casi todos los grandes premios de la temporada hasta ahora. De hecho, muchos nos preguntábamos, "¿hasta cuándo va a durar este buen rollito?". Imposible que se prolongara eternamente cuando hay un título de por medio.
La respuesta la hemos tenido este fin de semana: "Hasta aquí, hasta el Gran Premio de Azerbayán". Ocho carreras ha durado la exaltación de la amistad entre Lewis Hamilton y Sebastian Vettel. El pasado domingo quedó claro que la competición, o mejor dicho, la rivalidad llevada al extremo, ha comenzado entre ellos. Porque lo que hizo Vettel fue incluso antideportivo.
Recapitulemos: Hamilton ralentizó bruscamente al encarar la curva 15 justo antes del relanzamiento de la carrera, Vettel no consiguió frenar a tiempo y le golpeó por detrás dañando su alerón y el difusor del Mercedes. Como represalia (sí, porque fue una represalia), Sebastian se puso rueda con rueda con Lewis y le golpeó mientras le alzaba la mano y le recriminaba. Yo no daba crédito cuando veía la repetición de la acción. "Se le ha ido la cabeza", le decía a mis compañeros, "con esto ha perdido la carrera y mucho crédito", porque estaba claro que iban a penalizarle, e incluso yo llegué a barajar la descalificación.
Muchos piensan, el primero, el propio Vettel, que lo que hizo Hamilton estuvo mal y mereció también sanción. Según el reglamento, aceleraciones, frenadas erráticas, o acciones que puedan poner en peligro a otros pilotos son susceptibles de castigo. Pero no lo vio así la FIA y según la telemetría de Lewis, el inglés mantuvo una velocidad constante. En cualquier caso, el de Mercedes ralentizó a propósito en beneficio propio, pero lo de Sebastian no es comparable y no tiene justificación alguna. Aunque él intentara encontrarla.
"Lo que hice, irme contra él, es lo mismo que hizo él al frenar". Vamos, igualito... Para mí, el alemán cruzó la línea, le pudo la ira al pensar que su carrera se había visto perjudicada. Pero lo que más me sorprendió fue no escuchar una disculpa, aunque fuera indirecta, al terminar el gran premio. Es más, minimizaba lo que había hecho diciendo "sólo le levanté el brazo, no le saqué el dedo ni nada". Ahí queda eso.
Pero tampoco se queda atrás el inglés en sus declaraciones: "Si quiere probar que es un hombre, creo que debería hacerlo fuera del coche cara a cara". Vamos, como si estuvieran en el instituto...
Mi mensaje a los dos es que deben tranquilizarse porque queda aún mucho campeonato. Sin llegar al nivel del histórico cabezazo de Zidane a Materazzi en la final del Mundial 2006, con el que muchos comparan la embestida de Vettel a Hamilton en Bakú, lo que está claro es que se ha acabado el buen rollito entre ambos. Las risas, las bromas, los halagos...bye bye... El mundial, con toda su rivalidad, comienza ahora.
Todo eran risas y buen humor entre ellos...
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