Nico, el ajedrecista

Esto es cosa de imaginación. No soy un buen jugador de ajedrez. Es más, si jugamos ahora tu y yo, apostaría por ti. Pero eso no me ha impedido enterarme un poco y soñar con que gano una que otra partida.

Bastó que un día leyera la teoría de los cuadrantes, y enseguida perdí una cantidad tremenda de juegos tratando de hacerme del cuadro central.

Esta presencia del ajedrez me lleva a la visión de Nico acercándose a una zona de definición en el campeonato mundial de pilotos y no resisto imaginarme la escena…

“Rosberg mueve blancas, aprieta los labios hacia el frente, ni siquiera parpadea y lanza rápido su mano derecha con una pieza entre los dedos. Está atacando la zona que afecta todo el tablero, coloca un caballo en el cuadro central”.

Más allá de las seis carreras ganadas en forma consecutiva, debemos plantear que Rosberg tiene una fortaleza principal: sumar tres victorias al hilo y se aproxima a una cuarta sin gran oposición.

Ganar dos le hizo pensar en la estadística de que los campeones mundiales nunca han perdido el título después de su primer ‘doblete’, pero en términos prácticos es muy poco, en ajedrez, eso no significa ni devorar a un peón del contrario.

Aquí es donde vamos a la teoría de los cuadrantes porque Rosberg necesita ocupar una posición que influya directa e indirectamente contra Hamilton.

El campeón del mundo está abajo por 39 puntos y en este momento para alcanzar al líder necesita conquistar al menos cinco victorias, aún cuando Nico pudiera ser siempre el segundo lugar.

Si Rosberg gana en Rusia, no solamente estará centralizando el caballo y completando las cuatro esquinas de la apertura de temporada, nada menos que 100 puntos, además apretaría a Lewis contra factores externos.

En el mejor escenario después de Sochi, Hamilton saldría con una desventaja de 43 puntos forzado a ganar entre seis y siete carreras, esperar que cuando él no triunfe lo haga alguien diferente de Rosberg, y no hemos visto que la cosa sea fácil para Ferrari.

O bien que Nico pierda los puntos de segundo o tercer lugar ante otro adversario en esas siete ocasiones, de cualquier manera complicado.

Después de Sochi quedarán 17 carreras -muchísimo- y si al ritmo actual con Nico consistente y Hamilton dejando de subir al podio en cuatro Grandes Premios, Lewis podría quedar fuera de la contienda.

Ahora veo claramente a Hamilton. Jugueteando con uno de sus aretes y sobando su barbilla mientras piensa el siguiente movimiento.

En realidad no hay demasiado qué pensar, la jugada es clara: ganar o ganar, pero apenas para mantener el ritmo del combate. Lewis tiene que evitar que los rivales metan variables, y si lo hacen, que sea en contra de Nico.

Aun en desventaja Hamilton tiene un alfil que puede penetrar en las líneas enemigas, pero debe buscar instalarlo cerca del cuadrante central para sobrevivir y hacer un par de movimientos precisos.

Mientras esto sucede, la mente de Rosberg, su equipo de trabajo, los consejeros, Keke entre ellos, desde luego, deben estar cavilando cuál será el mejor desarrollo del alemán en esta partida. ¿Conservador, agresivo?

Todos sabemos que aún obteniendo la cuarta victoria consecutiva nada estará ganado para Nico. Sabemos que Hamilton peleará, y que los otros equipos podrán meter alguna variante en el juego.

El agradable chico rubio está en el instante preciso de la jugada clave, del movimiento maestro, que le permitirá desarrollar su partida y conquistar el campeonato.

Líder de la puntuación, mueve con blancas, tiene la iniciativa, el mejor momento anímico, pero, aún si vence en el GP ruso, ¿confías en que hará el jaque mate?, ¿tendrá la malicia?