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'Sin cariño, será mejor', por Albert Fábrega

Nuestro columnista nos repasa cómo están funcionando las actualizaciones que trajeron los equipos a Barcelona y la flexibilidad del reglamento ante los persistentes problemas de fiabilidad de los equipos.

Sebastian Vettel, Ferrari SF70H, Lewis Hamilton, Mercedes AMG F1 W08

Foto de: Steven Tee / Motorsport Images

Los equipos llegaban fieles a su cita con el Circuit de Barcelona-Catalunya con muchas expectativas depositadas en las numerosas evoluciones que allí se estrenaron. Aunque cada vez son menos los que hacen grandes cambios en sus monoplazas y optan por repartir y diversificar sus actualizaciones, Montmeló siempre es buen escaparate para evaluar el momento de forma de cada uno y de paso, marcar un punto de inflexión para las escuadras que no han cumplido los objetivos marcados antes de empezar la temporada.

El nuevo reglamento 2017 está aún fresco y eso permite a los equipos seguir abriendo nuevos caminos sin dejar de lado el concepto inicial por el que apostaron y que probablemente les seguirá guiando en gran parte de esta temporada. Eso siempre que les quede algo en caja. Y es que el esfuerzo económico que han realizado las estructuras medias y pequeñas de la parrilla no les permite estar para grandes alegrías. La caja está casi vacía y por tanto hay que redimir las ansias de los insaciables diseñadores.  

Un nuevo reglamento abre oportunidades para poder cambiar los roles dominadores, pero también es la puerta que aprovechan los equipos más “ricos” para sacar a relucir músculo. Y así ha sido. El hueco abierto con el resto es la muestra de su superioridad. Pero no lo ha sido para todos. Las nuevas reglas también pueden suponer una guillotina para los que no hagan una lectura acertada de éste. El mejor ejemplo de ello es Red Bull. Los de Milton Keynes tiraron demasiado de la cuerda el tema de las suspensiones “activas” y lo están pagando caro, carísimo.

 

Mercedes-Benz F1 W08  detalle de la nariz
Mercedes-Benz F1 W08 detalle de la nariz

Foto: Sutton Motorsport Images

 ¿Y los motores? Motores y chasis van a paso cambiado. La convergencia natural buscada por FIA parecía que cumplía sus objetivos y que nos dejaría un escenario de “diferencias” controladas. La FIA sacó pecho para mostrar la igualdad entre 3 de los 4 motoristas. Tres décimas de diferencia que les permiten auto aplaudir la eliminación del sistema de tokens y de paso aplicar la congelación reglamentaria para 2018. Me parece real y no voy a entrar a buscar fantasmas donde creo que no los hay. El sistema fue consensuado por los 4 motoristas y por tanto hay que validar sus resultados como ciertos.

Al final fueron 3 de 4 y no 4 de 4 como esperaban. Y es que el mal resultado de Honda dinamitó los argumentos y les obligó a modificar los objetivos. Los japoneses no han sido capaces de recuperar nunca el terreno perdido y pese a la eliminación de ”tokens” siguen anclados en la falta de fiabilidad y prestaciones. Una situación que de momento no encuentra punto de apoyo y que ya les ha obligado a penalizar. No hay luz aún.

Pero el frenético ritmo de desarrollo mostrado por Mercedes estos 3 últimos años, ha obligado a sus rivales a tomar riesgos. Unos riesgos que han desembocado en problemas de fiabilidad. A razón de casi un turbo por Gran Premio, Ferrari ya roza penalizaciones, mientras que en Renault siguen encallados en su gran evolución. Una mejora que cada vez parece menos cerca y menos grande. Pero a todo ello se les ha unido el culpable de tal vorágine: Mercedes. Bottas tuvo problemas con la nueva evolución estrenada en Montmeló y eso es noticia. Pero no solo eso. La vuelta atrás con la unidad utilizada en los 4 primeros GP acabó con el finlandés abandonando por rotura.

En 2018 el reglamento establece que tan solo pueden ser 3 los ICE, Turbo y MGUH, y lo mejor -o peor- de todo solo 2 MGUK, baterías y centralitas. Inviable. Este objetivo es ahora inalcanzable, ni tan solo para Mercedes. ¿Pero hará falta unanimidad para cambiarlo?  ¡Qué aprovechen ahora que rompen todos!

La FIA debería ser más racional en algún aspecto y tener más martillo en otras, léase tema aceite. Celebré la inflexibilidad con el tema de las suspensiones, pero no su condolencia con el tema del aceite. Digamos que no es ilegal, vale. Lo dejamos en “alegal”. Pero vulnerar el espíritu del reglamento – y utilizar el aceite para la combustión lo es - debe tener su respuesta. Y no me valen unos reproches y unos cambios para 2018. No es suficiente. Saquen de nuevo ese brazo de hierro, por favor. La FIA debe ser capaz de cambiar el reglamento si así lo siente. Pero para que suceda eso, debe haber aún más cambios. De hardware y de software.

La próxima temporada será de continuidad reglamentaria y quien sabe de mayor igualdad entre equipos. Pero también debería ser la del distanciamiento entre estos y FIA. Cuanto más separados mejor, que el roce hace el cariño. Y aquí aún queda mucho.

 

 

  

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