Verstappen, ahora a ratificar
Nuestro experto Adrián Puente nos habla sobre uno de los mejores y más emocionantes pilotos de la Fórmula 1 en su segunda temporada.
Foto de: XPB Images
En el circuito escuela de Pembrey, en el extremo oeste de Gales, cerca de Swansea, Max Verstappen tomó contacto por primera vez con un auto de carreras, después de una vasta estadía en karting. En el horizonte del Canal de Bristol, un típico circuito británico, inspirado en la traza de un aeropuerto cercano, pero escenario de pruebas para Senna y Prost en las épocas más calientes de Mclaren. Dicen que allí siempre se tallaron grandes pilotos, y algunos dirimieron sus diferencias. Hasta Ron Dennis, intentó reconciliar sin éxito, al brasileño y al francés durante 1989.
Nació en Hasselt, Bélgica, casi por casualidad. Su familia es holandesa, y hasta recibió la bendición de la máxima leyenda del futbol de los Países Bajos, como Johan Cruyff, durante los ensayos de Catalunya. En las altas esferas del deporte de Holanda, no existe mejor espaldarazo. La megaestrella del Ajax y el Barcelona en los 70, condicionado por una severa enfermedad, hizo lugar para escaparse al circuito culé y ver de cerca el fenómeno Verstappen.
El nuevo niño mimado de la F1, movió los cimientos de un país no tan permeable a las emociones, y de una categoría muchas veces monopolizada por apellidos ilustres. Verstappen se ganó el derecho a ser admirado luego de momentos épicos, con un auto condenado a ser el menor de la familia, y un motor agonizante como supo serlo Renault en 2015. El enorme desafío que tiene por delante es elevar el techo. Su irreverencia no será suficiente para renovar los pergaminos. Eso fue solamente el crédito para un piloto debutante, donde todo se está por hacer. La motorización de Ferrari para Toro Rosso, ya ubica el termómetro en un lugar mucho mas caliente.
Fue el más joven de la historia desde marzo del año pasado, y sigue ostentando ese título. Cumplirá 19 años en septiembre. Rompió el molde, alegró la categoría, motivó comparaciones hasta obcenas, pero al menos sirvieron para dar cuenta de una aparición de elite. Sumó 49 puntos, quedó en el puesto 12 y fue protagonista de los mejores sobrepasos del año, Checo Perez y Felipe Nasr pueden dar testimonio de ello. Este último en Spa, contribuyó para coronar su maniobra, como la mejor de la temporada. Verstappen entretuvo hasta con sus contrastes. El tremendo golpe en Monaco, intentando superar a Grosjean, fue la síntesis perfecta entre su osadía y la irresponsabilidad, matriz de un “showman” con todas las letras.
Viene su segundo año, ya conoce los circuitos, y sus colegas ya saben de que se trata este proyecto “orange”. Como casi todos los novatos, el año después del debut suele ser parte de una oscilación propia de la búsqueda de la madurez, pero da la impresión que este joven irreverente no tiene margen para estos pequeños detalles. Verstappen deberá ratificar con Toro Rosso para dar el salto obligatorio en 2017, con una escudería líder. Deberá lidiar con este objetivo para no caer en el pantano de la “eterna promesa”. Intentar el despegue hacia su tiempo de dominio para tomar el testimonio de los Hamilton, Vettel y Alonso. Max Emilian, el niño que superó a su padre en el primer intento, pero que ahora va por aquellos viejos laureles de los pilotos míticos.
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