'Seguridad no es inmunidad' por Diego Mejía

El de Spa ha sido en lo personal uno de los fines de semana más difíciles en ya más de 20 años de coberturas desde los circuitos. No es el orden lógico de la vida, tampoco lo justo, que perdamos a un deportista, a un campeón, con toda una carrera aun por delante, en plena competencia.

Aunque Anthoine Hubert haya fallecido como consecuencia de un accidente en la Fórmula 2, el impacto de su muerte se ha sentido profundamente en una Fórmula 1 que no vivía una fatalidad de un piloto de esta manera hace casi 25 años, salvo el accidente de Jules Bianchi, tras el que quedaban esperanzas que pronto se diluyeron en ese domingo lluvioso de 2014.

Desde entonces, y en buena medida gracias a la excelente labor de la FIA y personas como Charlie Whiting (QEPD), los niveles de seguridad en circuitos, autos, indumentaria, nos han llevado a tener esa, ahora vemos, falsa sensación de seguridad dentro del entorno controlado que son los grandes premios de Fórmula 1.

Sin embargo hasta la carrera más aburrida, hasta el último piloto en el orden de la parrilla, han estado expuestos a varios de los riesgos a los que se enfrentaban los pilotos de la antesala de máxima categoría el pasado sábado en Spa Francorchamps.

Cada circuito tiene sus trampas y que se junten circunstancias desafortunadas puede darse en cualquier trazado, en cualquier carrera. Seguro, existen ciertas curvas o zonas donde los riesgos son mayores, en especial a las más altas velocidades. Hay curvas rápidas con salidas ciegas, con barreras a pocos metros o en la misma salida. No las tengo que enumerar.

Pilotos, equipos, promotores y organizadores, son conscientes de los riesgos de esta actividad, y en especial los primeros así los aceptan, aunque ninguno o ninguna, realmente contempla todos los escenarios posibles. Hay absoluta confianza en el trabajo de la FIA, de los fabricantes de autos y dispositivos de seguridad, así como de los comisarios y dirección de carrera.

Dicen que para morir solo hay que estar vivo y la seguridad solo puede llegar hasta cierto punto. Nunca existirá el riesgo cero en una carrera, pues es un elemento que hace parte del ADN de la competición y por el cual, en alguna medida, este deporte mueve emociones y aumenta la frecuencia cardíaca de quienes lo seguimos.

Seres humanos que llevan sus autos al límite de lo que dicta la física y que someten sus cuerpos a fuerzas para las que no cualquiera está preparado, dentro de un entorno competitivo, es en si todo un desafío.

Anthoine Hubert, Arden

Photo by: FIA Formula 2

Unas palabras sobre Anthoine

Anthoine Hubert tenía un sueño que venía construyendo con gran dedicación y absoluto enfoque.

A pesar de su brillante carrera desde los karts y de ser miembro del equipo nacional de la Federación Francesa de Deporta Motor (FFSA), a finales de 2017 no tenía claro el poder contar con los medios para regresar a la GP3 con un equipo de punta, tras ser cuarto en el campeonato de ese año detrás de George Russell y sus otros compañeros de equipo.

Al final lo consiguió, y sabiendo lo que le costó a él y a su familia llegar hasta allí, tomó esa nueva oportunidad con ambas manos y se llevó el título de la serie para darle un nuevo impulso a su carrera.

A quienes sucedió en la GP3, Russell y Charles Leclerc, dieron el salto a la GP2 - Fórmula 2 con equipos de punta, ART y Prema respectivamente. Hubert, a pesar de entrar a formar parte de la academia de pilotos de Renault, no tenía los medios para garantizar un asiento con uno de los mejores equipos y fichó con Arden, no un mal equipo, pero si uno que no pasaba por su mejor momento competitivo en la serie.

Hubert tuvo dos grandes oportunidades este año: en Mónaco la descalificación de un rival en la carrera feature lo promovió al octavo lugar, con la suerte de darle la pole para la carrera sprint al invertir los ocho primeros para conformar la parrilla. ¡Pole en Mónaco! ¿Y qué hizo? La convirtió en su primera victoria en la Fórmula 2.

En la siguiente fecha, en casa, en Paul Ricard, arrancó mal el fin de semana para él y su equipo Arden. Fueron antepenúltimo y penúltimo en la única práctica libre Hubert y Tatiana Calderón. En clasificación algo mejor, pero lejos de darle opciones de pensar en un buen resultado.

Salió decimoquinto, ganó un par de posiciones en la salida, un accidente múltiple le permitió avanzar y luego igual otros retiros, además de una estrategia inversa a la de los de punta. En la penúltima vuelta pasó de noveno a octavo y de nuevo estaba en la pole para la carrera sprint.

Con los antecedentes del fin de semana, lo que lograría al día siguiente sería tal vez su momento más brillante de la temporada. Haría una carrera perfecta, controlada, en la que Juan Manuel Correa, quien se recuperó de una mala salida desde la primera línea, fue su único rival. Ese domingo compartieron el podio.

El tricolor francés que adornaba su casco ese día también se agitó en las tribunas como tal vez años atrás con las victorias de Alain Prost, a quien Hubert rendía homenaje llevando su diseño de casco junto con la inscripción de los años en los que le professeur logró sus seis victorias en el Gran Premio francés de Fórmula 1.

Difícilmente pudo ser más perfecto su día, en el contexto de un fin de semana en el que inició varios pasos atrás, como lo pude comentar en vivo en FOX Sports.

Su equipo Arden esperaba darle en 2020 un auto para pelear el título, pero los equipos de punta que no tuvieron un asiento para él este año lo tenían al tope de la lista para el próximo. El destino tenía escrito otro libreto diferente.

No concluir, mejor esperar

De lo que ocurrió en Spa saldrán mejoras, particulares y generales. La FIA ya ha iniciado una completa investigación de un incidente en el que hay muchas cosas que no están claras al escribir esta columna.

Por esto, tomar como definitivas las reconstrucciones no oficiales que aparecen en medios no especializados o en las redes, basadas solo en fragmentos de videos o fotos, no es correcto ni prudente.

Tampoco hacer señalamientos, lo cual es irrespetuoso, atrevido e irresponsable. Es muy probable que en la dinámica del accidente hayan confluido más elementos de los que parecen evidentes hasta ahora.

Charles Leclerc cumplió este domingo el que era el sueño de Anthoine Hubert y lo llevó a ello de forma simbólica. Como Hubert, otros se han quedado en el camino: profesionales muy jóvenes, pero que llevados por su objetivo se han jugado todo, incluso la vida.

Su pérdida ha sido innecesaria, pero no pasará en vano, pues probablemente otras vidas se salvarán en el futuro con las lecciones de lo ocurrido. Su legado vivirá, mientras nuestras fuerzas están con Juan Manuel Correa, quien gracias a Dios ya inicia su recuperación.

El deporte a motor es muy seguro, tanto como puede serlo, pero no es inmune a la ley de la vida.

Anthoine Hubert, Arden

Photo by: Gareth Harford / LAT Images