El Kentucky Kid

No muchos campeones han ganado más amigos que carreras en MotoGP. Nicholas Patrick Hayden era uno de ellos. No podría haber sido otra cosa que piloto de motos. Earl, su padre, lo fue en óvalos de tierra y mientras corría conoció a Rose, también piloto aficionada, a quien terminó desposando. La pareja tuvo cinco hijos: Nicky era el segundo de los varones. Tommy, el mayor, fue el primero en competir. Luego le siguieron Nicky, Roger Lee, Jenny -la mayor de las mujeres- lo hizo hasta que al entrar en la adolescencia se dedicó al tenis y hasta Kathleen, la menor, tuvo una corta experiencia en las carreras. La particular historia del clan está pintada en el libro "The first family of racing" que Earl Hayden escribió con Danny May y que cuenta con prólogo de Kenny Roberts.

Aunque tuviera una casa en California, lugar elegido para el entrenamiento durante el invierno boreal, y pasara buena parte del año compitiendo en Europa, Nicky Hayden volvía siempre a Owensboro, un poblado de unos 58.000 habitantes a un lado del río Ohio, en Kentucky. Allí está el refugio familiar. Desde ahí, también, los Hayden partían 35 fines de semana al año para que los niños compitieran en las pistas del oeste medio de Estados Unidos: viajaban en una casa rodante pintada con el letrero Earl's Race Team. Nicky no tenía más de seis años, recuerda Rose, cuando empezó a decir que quería ser campeón mundial. "Había una chance en diez millones (de que Owensboro tuviera un campeón)", reflexionó el piloto hace una década. De la ciudad, en cambio, salieron varios corredores de Nascar (incluidos los hermanos Waltrip y Green), el basquetbolista Rex Chapman, el beisbolista Brad Wilkerson y el actor Johnny Depp.

Para llegar a la granja de los Hayden hay que ir por detrás del supermercado Kmart, a través del estacionamiento, más allá de la zona de carga y sobre una vía aparece el camino Earl. Cuando se establecieron, el sendero de tierra ni siquiera tenía nombre y la familia recogía la correspondencia en una local de comidas sobre la avenida principal. Cuando Rose abrió un vivero se hizo necesario establecer una dirección postal y entonces la callejuela tomó el nombre del patriarca de la familia. Earl Hayden crió caballos pura sangre, tuvo un lavadero de autos y un local de venta de autos de segunda mano para sostener a la familia y la incipiente campaña de sus hijos. Tommy fue el primero en conseguir patrocinadores hasta que Nicky empezó a ganarle y mostró de qué era capaz. Ya usaba el 69, el número de su padre, quien siempre aseguró que lo había elegido porque podía ser leído al derecho y al revés, sin que importara en qué posición estaba su moto.

Nicky se lució primero en tierra y luego en los campeonatos nacionales estadounidenses. Fue campeón de AMA en Superbike en 2002 y aquel logro selló su pasaporte al Mundial de MotoGP. La categoría buscaba tener más presencia en Estados Unidos, el mismo objetivo se había puesto la petrolera que aún patrocina al equipo oficial Honda y allí fue a parar el novato como compañero del campeón Valentino Rossi.

El comienzo no resultó sencillo aunque Hayden terminó 2003 con dos podios, en Motegi y Phillip Island, al tiempo que su cotizado compañero rompía relaciones con la marca para pasar a Yamaha. Recién en su tercera temporada, 2005, el estadounidense consiguió en Laguna Seca su primer triunfo mundialista. Durante la vuelta de honor llevó a su padre como acompañante.

La bandera estadounidense desplegada desde la Honda 69 completó el cuadro frente al exultante público en la pista californiana. Earl, la ardilla, como lo apodan hasta sus hijos, solía acompañarlo también en los circuitos europeos. Encabezó la delegación familiar que viajó hasta Valencia, cierre de la temporada 2006, para asistir a la posible consagración de Nicky como campeón. Aquel 29 de octubre sólo faltó Kathleen, quien asistía a la escuela en la universidad en Kentucky. Rossi había llegado a Cheste con ocho puntos de ventaja luego de que el novato Dani Pedrosa tirara a su compañero Hayden en Estoril, la competencia anterior. Valentino, en aquel tiempo ya quíntuple campeón de la clase reina, marcó la pole position. Sin embargo, el italiano se cayó y concluyó apenas 13° mientras que el estadounidense cruzó la línea tercero, su décimo podio en 17 fechas (sólo de Portugal se fue sin anotar), suficiente para derrotar a Il Dottore por cinco puntos. El alumno venció entonces al maestro, acabó con su seguidilla de cinco títulos y rompió en llanto en plena vuelta de honor, envuelto con la bandera de Estados Unidos.

Incómodo con la moto de 2007 luego del cambio reglamentario que redujo la cilindrada de 990 a 800 cc., Hayden no volvió a vencer: subió a tres podios pero terminó octavo en el campeonato ganado por Casey Stoner. Un par de podios en 2008 marcaron su despedida de Honda antes de pasar a Ducati. Durante su quinquenio con la casa de Borgo Panigale consiguió sólo tres podios -en las primeras tres temporadas- y volvió a coincidir con su buen amigo Rossi. El ingeniero argentino José Manuel Cazeaux, quien trabajó a su lado en la marca italiana, supo describirlo como un perfeccionista incansable que siempre estaba buscando el método para domesticar a la Desmosedici. Hayden era también un profesional impenitente que trataba de entrenarse siempre un poco más. "Cuando a Tommy, su hermano mayor, el cuerpo le dice que ya no puede más, entonces se detiene. En cambio, ante la misma señal Nicky sigue ejercitándose diez minutos más", contó una vez Rose.

Cuando los hermanos Hayden aún eran niños entrando en la adolescencia, su padre les hizo prometer que no fumarían, tomarían alcohol o experimentarían con drogas. "No voy a poner mi vida y mis ahorros en juego para que ustedes los desperdicien", cuenta Earl que les dijo. Cuando subía al podio, Nicky acostumbraba a rociar rivales, promotoras y mecánicos con champagne pero nunca lo bebía. Aquel último domingo de octubre de 2006, ya coronado campeón mundial, le pidió opinión a su padre: "Creo que está bien", respondió Earl y entonces Nicky bebió del botellón. En aquella época, ya una figura mundial a la cual la televisión estadounidense le dedicaba un documental, aún compartía la habitación con Roger en la granja de Owensboro, esa casona en la que Rose sirve la cena a las 6 de la tarde para quienes estén, vivan cerca o simplemente pasen a comer.

Sin lugar en MotoGP, desde 2016 Hayden transitaba el otoño de su campaña deportiva en el Mundial de Superbike: había ganado una carrera y subido otras tres veces al podio. Cerca de cumplir 36 años, seguía entrenándose con el afán de siempre, andando en bicicleta por un camino en Italia cuando fue embestido por un automóvil. Luego de cinco días de agonía, falleció en un hospital de Cesena, a pocos kilómetros del Adriático, muy lejos de casa, del lugar que lo definió como hombre y deportista. Bye, bye, Kentucky Kid.