La hoguera de las vanidades
Nuestro columnista y experto en MotoGP, Martín Urruty, nos habla de los recientes hechos sucedidos en el mundo del MotoGP luego de Malasia y lo que podría pasar entre Valentino Rossi, Marc Márquez y Jorge Lorenzo en Valencia, última fecha del año.
Foto de: Repsol Media
"Cuidado con la hoguera que enciendes contra tu enemigo, no sea que te chamusques a tí mismo", escribió William Shakespeare. Y a esta hora, pendiente la definición del campeonato de MotoGP, cuesta distinguir entre tanto humo quién aparece menos afectado por las llamas. Los protagonistas y sus entornos no han hecho más que avivar la hoguera incluso después de concluido el antológico Gran Premio de Malasia. A diferencia de otras históricas controversias en el sexagenario Mundial, ésta se expande en direcciones difíciles de precisar, alimentada por ese combustible volátil y renovable compuesto de rumores sin chequeo y sentencias ligeras que hoy se propaga fácilmente a través de las redes sociales y la comunicación digital. El fuego parece sobrepasar a los bomberos dispuestos para estas ocasiones: los departamentos de Prensa y Relaciones Públicas de compañías y corredores.
No hay certeza sobre el final del campeonato. Y no porque nadie se atreva a pronosticar el resultado de la lucha entre Valentino Rossi y Jorge Lorenzo por el título, más allá de las elucubraciones sobre sus posibilidades deportivas y lugar de largada en Valencia, sino por los pasos jurídicos aún pendientes y que podrían modificar lo que suceda en pista. Rossi, vale recordarlo, interpuso un recurso ante el Tribunal de Arbitraje Deportivo (TAS o CAS, según su sigla sea en inglés o francés) que probablemente suspenda en forma cautelar la sanción que la Dirección de Carrera le impuso en Sepang. Si eso ocurre, el italiano largará en Cheste desde el lugar que obtenga en clasificación. La decisión final de la corte podría tomar varios meses, incluso medio año.
El recurso presentado por el heptacampeón de MotoGP no cuenta con el patrocinio de Yamaha, como tampoco la reciente reacción de Jorge Lorenzo, cuyos abogados pretendieron intervenir como parte afectada por una futura decisión del TAS/CAS pero su petición fue denegada por el tribunal. La marca -ya campeona de constructores y de escuderías- busca cómo manejar las pretensiones de sus pilotos y sólo ha contestado los comunicados de prensa de la escuadra Honda. Semanas antes de dejar Europa para el periplo por Asia y Oceanía, la directiva de Yamaha se preparó en los cuarteles de Gerno di Lesmo, en el norte de Italia, para afrontar la pelea entre sus pilotos. Es probable que haya imaginado que iría más allá de la pista, que habría alguna provocación y declaraciones cruzadas, pero seguramente no sospechó que llegaría a los tribunales.
Según se supo luego de lo acaecido en Sepang, Yamaha entendió que las declaraciones de Rossi en la reunión de prensa previa a la carrera malasia podían derivar en una reacción de Márquez e intentó advertir a la Dirección de Carrera. Se cree que buscaba que los comisarios hablaran con los pilotos para prevenirlos y recordarles el reglamento a cumplir. Las autoridades, cuentan desde Lesmo, juzgaron que eso no era necesario ya que su función es emitir juicio y sentencia sobre hechos y no presunciones.
Honda atacó a Rossi desde el título de su parte de prensa posterior al triunfo de Dani Pedrosa en Malasia y luego, en formato entrevista oficial con su vicepresidente, Shuhei Nakamoto, aseguró defender sólo los hechos pero afirmó que creía que la "patada" de Rossi había golpeado la maneta de freno de Márquez y provocado la caída del catalán. Entonces reaccionó Yamaha para recordar -también a través de un comunicado- que no había evidencia de que Rossi hubiese pateado al todavía bicampeón.
La primera medida pública de la Federación Internacional de Motociclismo fue una carta abierta de su presidente, el venezolano Vito Ippólito, instando a todos los pilotos -sin dar nombres- a jugar limpio en la definición de campeonato. Nadie más que los periodistas pareció tomar nota. Al tiempo que se sucedían recursos jurídicos, clamores populares, acusaciones infundadas y enfrentamientos patrioteros entre italianos y españoles, el Bureau Permanente de MotoGP (FIM y Dorna, que desde 1992 maneja los derechos comerciales del Mundial) convocó a todos los pilotos y responsables de equipos para una reunión previa al Gran Premio de la Comunidad Valenciana. No es difícil imaginar que habrá un fortísimo llamado de atención general. Eso derivó en la cancelación de la reunión de prensa oficial previa. La transparencia figura entre los mandamientos para el manejo de crisis y quitar a los protagonistas del contacto abierto con los medios parece ir justo a contramano.
Más allá del apoyo público de Honda a Márquez, refrendado por Nakamoto, es probable que puertas adentro el japonés ya le haya hecho un par de recordatorios al campeón: el catalán es acaso el empleado mejor pago de los más de 180.000 que Honda Motor Co. tiene en el mundo, y menos de dos semanas atrás en Malasia antepuso sus intereses personales a los de la compañía. Pedrosa y Márquez podrían haber compuesto un buen doblete en Sepang, pero Marc decidió prescidir de la búsqueda del mejor resultado deportivo posible para atender su deseo de molestar a Rossi. A nadie debería extrañarle que los pilotos de Honda se esfuercen, como sí públicamente pidió Nakamoto, a conseguir el 1-2 en Cheste. Y que detrás ocurra lo que tenga que ocurrir. Aunque nadie pueda anticipar a esta hora cuándo y cómo terminará este extraordinario Mundial.
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