La reestructuración de Yamaha se lleva por delante a Tsuya, el jefe de proyecto

En aquella sorprendente rueda de prensa del sábado durante el pasado Gran Premio de Austria en el circuito de Red Bull Ring, Tsuya fue el encargado de pedir perdón en nombre de la marca a Valentino Rossi y Maverick Viñales, que no habían logrado colocarse entre las diez primeras posiciones de la parrilla de salida del domingo.

Pues bien, después de que la cúpula directiva de la compañía adelantara durante el tramo final del pasado campeonato que la escudería modificaría su estructura para tratar de volver a hacer de la Yamaha una de las motos de referencia en MotoGP, una de las primeras medidas que se han tomado ha sido la de sustituir a Tsuya, que era el jefe de proyecto desde 2017.

Después de que paddock-gp anticipara la noticia, Yamaha no quiso ni confirmar ni desmentir la información antes del acto de presentación que se celebrará en Yakarta el próximo día 4, cuando también se desvelará, entre otras cosas, la nueva decoración de la M1, en la que Monster pasará a ocupar un lugar predominante.

Sin embargo, Motorsport.com puede adelantar que el elegido para reemplazar a Tsuya es Takahiro Sumi, hasta ahora jefe de la división de chasis de la compañía.

Con este movimiento, Yamaha, que acumula solo cinco triunfos en las dos últimas temporadas (cuatro de Viñales por uno de Rossi), busca darle la vuelta a uno de sus peores ciclos, evidenciado por la sequía más prolongada de su historia (25 grandes premios consecutivos).

La idea es recuperar el liderazgo que en su momento exhibieron Masao Furusawa, primero, Masahiko Nakajima y Kouichi Tsuji, después, y que de alguna forma ya perdió algo de peso con la llegada de Tsuya.

Será después, en los test que se llevarán a cabo en Malasia entre el 6 y el 8 de Febrero, cuando Rossi y Viñales podrán evaluar las mejoras aplicadas al prototipo durante este invierno. En este sentido, habrá que dedicar especial atención al rendimiento del nuevo motor, afinado después de los ensayos del pasado mes de noviembre (en Valencia y en Jerez), y que se convirtió en uno de los principales dolores de cabeza de Yamaha en los dos últimos cursos.

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