Márquez tuvo la culpa

Fueron diez victorias consecutivas en las primeras diez carreras de la temporada. Y con ellas Marc Márquez se quitó de encima cualquier intento de oposición y encaminó el rumbo del campeonato 2014, el segundo en los dos años del español en MotoGP. La apabullante superioridad pulsó en sus rivales algunas cuerdas profundas, vecinas al orgullo, y los obligó a pensar cuánto y en qué debían mejorar para derrotar al prodigio catalán. Buena parte de lo visto durante al temporada 2015 ha sido culpa de Márquez.

Jorge Lorenzo encaró la preparación del año anterior excedido de peso y Valentino Rossi, acomodándose al cambio de jefe de equipo luego de haber jubilado a Jeremy Burgess reemplazándolo por Silvano Galbusera. Mientras Honda reforzaba con su modelo 2014 todo lo bueno de la moto 2013, Yamaha lidiaba con los caminos elegidos por sus pilotos y una moto a la que aún le faltaban mejoras en puntos clave para emparejar a Honda. La sucesión de golpes que les propinó Márquez los obligó a despertar, como confesó hace poco Lin Jarvis, flemático y sincero director de Yamaha Motor Racing.

La ingeniería de la marca de los diapasones, encabezada por Kouichi Tsuji, director general de la división deportiva de Yamaha Motor, trabajó para mejorar las prestaciones de su moto, fuerte en el paso de curva pero a menudo más débil en frenado, un punto en el que Márquez era muy superior. A la par, el grupo del proyecto YZR-M1 liderado por Kouji Tsuya dotó a las máquinas azules de mejor aceleración, otro punto en el que habitualmente estaban detrás de Honda. Su premio más notorio fue la convocatoria al podio para que recibiera el premio reservado para el constructor ganador.

Lorenzo y Rossi hicieron su parte. El ahora campeón llegó a la pretemporada 2015 en peso, fuerte en el físico y el ánimo. Valentino, con la confianza recobrada luego de haber sido subcampeón 2014 -hasta ese momento el mejor resultado desde su título en 2009- y más afirmado en el ritmo de punta y con su plantel técnico. El dúo de Yamaha mostró sus credenciales desde la primera carrera, el nocturno Gran Premio de Qatar. Lorenzo parecía encaminado al triunfo cuando el súbito desprendimiento del relleno del casco molestó su visión y le hizo perder tiempo. Entonces, Rossi tomó la punta y empezó el año con triunfo.

El aporte de Honda al suceso de Yamaha es ineludible. La pretensión de mejorar aún más el contundente modelo 2014 derivó en un motor casi indomable y un chasis que había perdido algunas de sus cualidades más elogiadas. Así, cada vez que Márquez quiso forzar el ritmo, se fue al piso. El campeón ya no podía frenar como estaba acostumbrado, lanzándose sobre las curvas, y la entrega de potencia no era previsible. En las disputas entre la división de motores y el equipo se le fue a la casa del Ala media temporada antes de que lograra un paquete más armónico para el cierre de campeonato.

Yamaha se anotó 11 victorias en la temporada gracias a los siete triunfos de Lorenzo y los cuatro que aportó Rossi. Sólo dos veces antes en la historia, en 2005 y 2010, la fábrica de Iwata logró tal cifra de éxitos. La primera ocasión, el segundo año de Rossi con la marca, fue gracias al aporte íntegro de Valentino, quien se transformó en bicampeón con esos colores y quíntuple de la cilindrada mayor. En 2010, Lorenzo ganó nueve carreras camino a su primer título mundial y Rossi aportó dos en su último año antes de partir hacia Ducati. La dupla ha conseguido hasta ahora el 43% de los 216 triunfos (120 en 500 cc. y 96 en MotoGP) que Yamaha tiene en la historia de la categoría reina.

La efectividad de los pilotos del equipo campeón quedó reflejada también en sus ascensos al podio. Sobre 36 posibles, Lorenzo y Rossi le dieron ¡27 podios este año a Yamaha! Valentino, más regular, subió 15 veces en 18 fechas. Lorenzo lo hizo en 12 oportunidades. La combinación de Márquez-Dani Pedrosa (el reemplazante Hiroshi Aoyama sólo marcó presencia lejos de la punta) le dio a Honda 15 podios en 2015 y sólo siete victorias. Esta última es la cifra más baja de la marca en las últimas cinco temporadas.

Si bien Lorenzo había empezado a espabilarse en el cierre de 2014, su temprano despertar situó a 2015 como uno de los tres mejores años de su campaña en la división superior. Quedó a una victoria de las ocho logradas en 2013, cuando peleó el título con Márquez hasta la última fecha, y a dos de las nueve cosechadas en 2010 como decorado de su primera corona.

Rossi, que desde su vuelta a Yamaha había ganado en Assen 2013 y en San Marino y Australia el año pasado, no conseguía cuatro victorias anuales desde la media docena obtenida en 2009, año de su último título. Impulsados por la paliza que Márquez, sonriente e impío, les propinó el año pasado, Jorge y Valentino dieron cuanto tenían en 2015. La competencia suele ser el más efectivo combustible para estos hombres. Vistos los sucesos de la definición del campeonato, principalmente los acaecidos en Malasia y Valencia, esos tres resultan sospechosos de ensalzar la contienda hasta convertir en memorable la temporada 2016 que se avecina.