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Martín Urruty: El kaiser Marc Márquez

Martín Urruty analiza el dominio que el piloto español refrendó en el circuito alemán durante el fin de semana de Moto GP.

Ganador, Marc Marquez, Repsol Honda Team

Ganador, Marc Marquez, Repsol Honda Team

Gold and Goose / Motorsport Images

Giacomo Agostini fue dueño de Imatra, el circuito en el que se corría el Gran Premio de Finlandia. Ganó nueve veces ininterrumpidamente desde 1965 hasta 1973. El italiano fue también rey en Bélgica cuando se usaba el viejo trazado de Spa-Francorchamps. Venció ocho veces consecutivas, desde 1966 hasta 1973.

Valentino Rossi no tuvo rivales durante siete años en Mugello, Italia, donde prevaleció desde 2002 hasta 2008. Michael Doohan también disfrutó de su época en la pista florentina: triunfó en seis años seguidos, del 93 al 98. Su compatriota austraiano Casey Stoner también ganó seis ediciones consecutivas pero en su casa, Phillip Island, desde 2007 hasta 2012, primero con Ducati y luego con Honda.

Marc Márquez ya había impuesto su marca en Austin, donde ha vencido cada vez que corrió, en seis ocasiones desde 2013 hasta abril de este año, y acaba de igualar esa marca con su sexto festejo en fila en Sachsenring -nueve si se cuentan los obtenidos en 125 cc. y Moto2- que le permiten una retirada invicto porque el enrevesado dibujo alemán de Sajonia seguramente ya no estará en el calendario mundialista.

Si bien el Mundial tuvo reinados circunscriptos a una pista o a un período en todas las eras, esta supremacía del campeón Márquez exhibida antes en Austin y ahora ampliada en Alemania sobresale por el nivel de competitividad que ostenta MotoGP.

Durante el anterior Gran Premio de Holanda, los primeros 15 cruzaron la meta encerrados en 16s043. Esto mejoró la marca alcanzada en marzo en Qatar, cuando del ganador Andrea Dovizioso al último piloto con puntos hubo 23s287. No es casual que entre las diez diferencias más escasas entre vencedor y 15° haya siete establecidas en 2017 y lo que va de 2018.

El séxtuple campeón mundial se siente cómodo en las pistas con sentido de giro antihorario, una minoría en el almanaque anual. Además de Sachsenring, las otras son Austin, Aragón, Phillip Island y Valencia.

Márquez ha logrado el 45,4% de sus victorias (30 de 66) en trazados con esa característica. La proporción se hace aún más importante si se toman en consideración sólo sus triunfos en MotoGP: consiguió 22 de los 40 en ese tipo de circuitos. Es decir, el 55%. Si se repara en el hecho de que desde su irrupción en la clase reina, en 2013, el catalán ha corrido 31 competencias en esa clase de dibujos, la supremacía se hace más abrumadora: ganó el 71% de las veces.

Las victorias de Márquez en Sachsenring están repletas de matices. La última fue construida luego de una largada algo mediocre en la que perdió dos posiciones, lo cual lo obligó a superar a las Ducati de Jorge Lorenzo y Danilo Petrucci, y gracias a una buena gestión de los neumáticos a los que exprimió cuando le hicieron falta, en los últimos diez giros. Sin embargo, la diferencia que le sacó a Rossi, el segundo, y Maverick Viñales en nada se parecen a los márgenes con los que Agostini marcó época en Finlandia o Bélgica. Salvo su última victoria en Imatra, con apenas dos décimas de ventaja sobre el británico Phil Read, ganó por 40 segundos en 1966, obtuvo tres triunfos con más de un minuto de diferencia, otros dos con más de dos minutos y dos en los que le sacó una vuelta a su escolta.

Después de haber colectado cinco victorias en nueve fechas y a pesar de las dos en las que no anotó puntos, Márquez llegó al receso de verano boreal con una ventaja de 46 puntos -sí, le lleva 46 al 46: Rossi-, casi la renta de dos triunfos. La irregularidad y la inconsistencia de los rivales han colaborado en la construcción de tan valiosa diferencia. Sus dos oponentes más cercanos, Rossi y Viñales, separados entre sí por diez puntos, no ganan una carrera desde hace más de un año. El último triunfo de Yamaha fue en Holanda 2017 y gracias a Rossi. Mack lleva 14 meses y 22 carreras sin ascender al escalón superior del podio.

Andrea Dovizioso, subcampeón 2017 y ahora cuarto en la tabla, ha sumado poco más de la mitad de los puntos acumulados por Márquez y su único triunfo en 2018 fue en la apertura de la temporada, en Qatar.

Si bien al ejercicio le quedan más carreras que las ya corridas, están pendientes diez de las 19, la candidatura del piloto de Honda a su quinto título de MotoGP no está amenazada. Si mantiene la consistencia anotadora que este año sólo perdió con su hilván de errores en la Argentina y la caída en Italia, será muy difícil que lo quiten del trono. Dependerá más de los errores de Márquez que de cuanto puedan acertar sus contrincantes.

Ahora que afronta un par de semanas de vacaciones sin necesidad de estar pendiente de rutinas ni horarios, el campeón sabe que aún quedan en el programa tres pistas con sentido de carrera contrario a las agujas del reloj, esas a las que Márquez les ha tomado el tiempo. Como a sus rivales.

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