Por qué la Yamaha puede no ser la mejor moto pese al título
Mientras el título de Fabio Quartararo y los cinco triunfos del francés refuerzan el nivel de competitividad de la Yamaha de este año, la versatilidad de la Ducati, que ha ganado con tres pilotos distintos y subido al podio en manos de cinco, pone en seria duda esa condición.
El domingo 24 de octubre, en Misano, El Diablo conquistó su primera corona de campeón del mundo de MotoGP, gracias a la caída que Bagnaia sufrió a falta de cinco vueltas para el final, y cuando comandaba una carrera que había dominado desde que se apagaron los semáforos. La distancia sobre Marc Márquez, el único que pudo seguirle, creció hasta las siete décimas, y el catalán admitió después que, en ese instante dio por imposible batallar con el italiano hasta el final.
Sin embargo, una caída de Bagnaia en la curva 15 del circuito Marco Simoncelli, el mismo punto en el que 20 giros antes había rodado por tierra Jack Miller, dio el título de forma automática a Quartararo.
Llegados a este punto, uno de los debates que se abre es el que gira alrededor de si la Yamaha es, efectivamente, el prototipo más eficiente de todos. Sobre el papel debería serlo, dado que cualquiera de los demás constructores quería ocupar el lugar del de Iwata y, además, porque es la moto que más triunfos acumula (seis) en las 16 pruebas celebradas hasta la fecha. No obstante, el hecho de que cinco de ellas las haya ganado el mismo piloto (Quartararo) contrasta frontalmente con los tres corredores (Bagnaia, Jack Miller y Jorge Martín) que han sido capaces de imponerse con una Desmosedici.
La cuenta de podios totales aún es más heterogénea en el caso de la firma de Borgo Panigale, aunque en este parámetro hay que atender a que Ducati aporta seis motos a la parrilla, por las cuatro de Yamaha, Honda y KTM, y las dos de Suzuki y Aprilia.
De cualquier forma, de las 48 plazas de podio que se han puesto en juego, 19 se las ha adjudicado el fabricante boloñés, con cinco individuos distintos, siendo Bagnaia el que más suma (siete), por delante de Johann Zarco (cuatro), de Martín y Miller (tres cada uno), y también de Enea Bastianini (dos). El único que no ha podido subirse al cajón a pesar de conducir una Demosedici es Luca Marini, que, sin embargo, se coló en la primera fila de la parrilla en la última cita, en Misano, donde arrancó el tercero.
Yamaha lleva 13 podios en su casillero, y de nuevo en este aspecto se ve una clara concentración en Quartararo, protagonista de diez de ellos, dejando solo tres para que se los repartan Maverick Viñales (dos), que ya figura en la nómina de Aprilia, y Franco Morbidelli.
El resto de marcas quedan bastante lejos de estas dos, dado que Honda, a pesar de haber conseguido tres triunfos (Marc Márquez) y cinco podios, es la primera en reconocer que su RC213V debe mejorar mucho para poder competir por el título con la Yamaha y la Ducati. La marca del ala dorada y la de las motos rojas llevan años enfrentadas porque a los responsables de la primera no les sienta nada bien que los de la segunda den más peso al papel de Márquez que al de su montura, en los seis Mundiales ganados por el de Cervera entre 2013 y 2019. “Ducati tiene una moto que todo el mundo dice que es fantástica, pero el último Mundial lo ganó Stoner hace mucho tiempo. El año pasado ganó una Suzuki y este año, Yamaha”, resalta Alberto Puig, team manager de HRC, en unas declaraciones a Motorsport.com.
Algo similar a lo de Honda le ocurre a KTM (dos carreras ganadas y cuatro podios) y a Suzuki (seis podios). La firma austríaca (dos victorias y cuatro podios) va y viene en función del trazado, pero no consigue encontrar la estabilidad que pareció haber alcanzado en 2020. Y Suzuki sigue tumbada en el diván, entrevistando a aspirantes al puesto de team manager que dejó vacante Davide Brivio, pero sin terminar de decidirse por nadie. Mientras tanto, Joan Mir y Alex Rins insisten en pedir a la tropa de Hamamatsu que redoble su esfuerzo para revitalizar la GSX-RR, una vez que ha quedado claro que se ha quedado atrás. “Ducati está varios pasos por delante”, comenta el barcelonés.
Por otro lado, el único podio de Aprilia (Aleix Espargaró) manifiesta el largo camino que aún le queda por delante a la casa de Noale.
Otro indicativo que ayuda a hacerse una idea de cuál puede ser considerada la mejor moto de este 2021 es la opinión que tengan quienes van encima de ellas. El mayor porcentaje lo aglutina la Desmosedici, no en vano hay dos novatos (Martín y Bastianini) que han irrumpido como un trueno en la clase reina. Ambos se disputan el galardón de rookie del año, y a falta de dos grandes premios están separados por solo cinco puntos a favor de la Bestia.
“Todo el mundo dice que la Ducati es la mejor, la más rápida y la más competitiva; pero el título lo ha ganado la Yamaha”, comenta el propio Bagnaia cuando se le hace la pregunta. El turinés demuestra tener ciertas dudas que le impiden aseverar que la suya, que además es la versión más moderna de las Desmosedici disponibles, se pueda vender como la máquina más perfecta del Mundial. Sí cree que si no lo es le falta poco para serlo. “Hemos dado un tremendo paso adelante este año y la moto es increíble, y creo que en 2022 sí podrá ser la referencia”, añadía el #63, que el próximo fin de semana, en Portimao, tratará de amarrar el subcampeonato que se juega con Mir –está a 27 puntos de él cuando quedan 50 en juego–.
Un planteamiento similar es el que hace Quartararo cuando se le pide que señale el mejor prototipo de este 2021, aunque, en su caso, barre para casa: “No sé si la Yamaha es la mejor moto; si nos guiamos por lo que dicen los demás pilotos; pues no. Pero sí que es la que ha ganado”. Palabra de campeón.
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