'Rossi está obligado a ganar', la columna de Randy Mamola

Valentino Rossi, Yamaha Factory Racing

Foto: Gold and Goose Photography

¿Quién iba a pensar hace un par de meses que Valentino Rossi llegaría a Jerez al frente del Mundial de MotoGP? Yo, evidentemente, no. Sobre todo por cómo se dio la pretemporada y lo mucho que sufrió para adaptarse a la Yamaha de este 2017, con la que todavía no se siente del todo a gusto, al contrario de lo que le ocurre a Maverick Viñales.

Sin embargo, mandar en la tabla de puntos a pesar de no ser el más rápido es algo propio de un genio como él; alguien capaz de compensar la falta de explosividad lógica en alguien que va camino de cumplir 40 años con la experiencia acumulada en los últimos 20. En estas dos décadas que lleva corriendo, al margen de la infinidad de títulos, también ha pasado por multitud de situaciones que ahora le permiten leer el campeonato mejor que nadie.

Rossi está optimizando el máximo todos los recursos que tiene a su alcance, y además, cada vez rueda más cerca de Maverick Viñales y Marc Márquez, los dos que, a priori, debían disputarse la corona este curso. En Qatar, el italiano terminó el tercero, a menos de dos segundos de Maverick; en Argentina lo hizo el segundo a 1,9 segundos de Viñales; y en Austin (segundo) fueron tres los segundos que le separaron de Márquez. Eso nos da una idea de lo cerca que está de una victoria que, por qué no, podría llegar este fin de semana en Jerez como ya ocurrió la temporada pasada.

De cualquier forma, si algo ha quedado claro en estas tres citas que se han disputado es que el campeón lo será por consistencia y regularidad, y es ahí donde Il Dottore se maneja mejor. Con eso, lo que quiero decir es que nadie mejor que él sabrá conformarse con finalizar el segundo, el tercero o el cuarto, si sabe que no está para ganar. Ahora bien, si se siente suficientemente seguro como para intentarlo, que nadie dude un segundo que se lanzará a por ello. Más que nada, porque si Rossi quiere llevarse ese décimo título que tanta ilusión le hace, también está obligado a lograr algún triunfo, porque sus rivales directos lo harán.

A pesar de tener 38 años, el de Tavullia todavía está afinando estrategias porque su motivación roza el nivel máximo. Si Marc y Maverick salen cada domingo con la única idea en su cabeza de vencer, él es consciente de que todavía no puede plantearse eso como primer objetivo. Esa es la gran disyuntiva que afecta en estos momentos a Rossi, que sabe que todavía no es suficientemente rápido como para discutirles la primera plaza a los dos pilotos más en forma, pero que, a la vez, está convencido de que para alcanzar los diez mundiales que tanto persigue deberá ser capaz de imponerse tarde o temprano.

Enfrente tiene a dos jóvenes que cada vez cometen menos errores. Márquez ya demostró el año pasado que puede adoptar un perfil más conservador cuando es necesario, y Viñales es de ese tipo de corredores que cometen muy pocos fallos. Es verdad que hace dos semanas se cayó en Austin, pero si algo tengo claro es que difícilmente repetirá ese error. Y puestos a sacar el máximo partido de cualquier situación, el maestro en ese aspecto es el #46; alguien capaz de emerger de una situación tan delicada como la que vivió en pretemporada y darle la vuelta por completo, acumulando más puntos que los dos principales favoritos a medirse por el Mundial. Ese es Valentino en su máxima expresión; disfrutémosle mientras podamos.