Todos los estilos en MotoGP

Valentino Rossi, Yamaha Factory Racing

Photo by: Gold and Goose / LAT Images

Andrea Dovizioso puede ser el próximo campeón de MotoGP. Y también Marc Márquez -otra vez-, Maverick Viñales, Valentino Rossi y hasta Dani Pedrosa. Al cabo, todos han ganado carreras esta temporada, los primeros cuatro encabezaron la tabla en algún momento del año -ya hubo cinco cambios en la cima- y luego de dos tercios del Mundial el quinteto de punta aparece encerrado en sólo 35 puntos, algo inédito desde que en 1993 se estrenó el actual sistema de puntuación. Nunca antes el líder del campeonato había anotado tan pocos puntos al cabo de 12 fechas. Nadie pudo haber previsto un desarrollo semejante.

Dovizioso puede ser campeón 2017 porque ha mostrado atributos suficientes para ejercer como legítimo postulante a la corona, tal lo refrenda el certamen luego del Gran Premio británico. La cuarta victoria del italiano este año -y en las últimas siete competencias-, quinta con Ducati, sexta en su campaña en la elite y segunda en Inglaterra tuvo matices distintos a las anteriores, prueba de que Dovi es un corredor más completo. La versión GP17 de la Desmosedici es gran acompañante en tanto máquina capaz de similares prestaciones en pistas diversas y ante distintas condiciones meteorológicas.

Es probable que el italiano no sea el piloto más veloz de la grilla, como dejan traslucir sus escasas dos presencias este año en primera fila (Italia y Austria). Ese rótulo bien les calza al campeón Márquez y a Viñales. El piloto de Honda ha estado en la hilera inicial en nueve de las 12 carreras de 2017, en seis de esas ocasiones en la pole position incluidas las últimas cuatro fechas. Las victorias de Dovi llegaron desde el tercero, séptimo, segundo y sexto cajón de la grilla, respectivamente.

El italiano ha logrado entender exactamente cómo extraer el máximo de la Ducati y qué tratamiento debe darle al neumático trasero elegido según asfalto y estado del tiempo. Así como en Mugello supo atacar y defenderse, en Cataluña se dedicó a manejar el ritmo -lento- para no destrozar los neumáticos, en Spielberg peleó cuerpo a cuerpo con Márquez hasta la última curva y en Silverstone mantuvo a salvo el caucho duro para derrotar a Rossi en los tres giros finales.

Si durante los tiempos en que Bridgestone le proveía neumáticos al Mundial las destrezas se demostraban exigiéndole casi todo a la rueda delantera mientras la sofisticada electrónica controlaba la trasera, el balance cambió por completo con el retorno de Michelin y la adopción de la centralina única, menos sofisticada que los modelos en su momento desarrollados principalmente por Honda y Yamaha. Ahora se trata de administrar la goma trasera para que dure los casi 120 kilómetros del recorrido de un Gran Premio. Dovizioso y Ducati han entendido cómo hacerlo.

Hasta Jorge Lorenzo, que sólo una vez este año terminó delante de su compañero de equipo en carrera, ha modificado su modo de conducción, moldeado durante nueve temporadas al mando de una Yamaha. El tricampeón se toma más tiempo para abrir el acelerador a medida que se gasta el neumático para evitar un exceso de patinaje que eleve la temperatura de la rueda y apure su desgaste. Antes eso era controlado por una centralina electrónica hecha a medida. Dovizioso ha depurado la técnica que Lorenzo aún desarrolla. El palmesano lo exhibe en cada fecha: en la campiña inglesa terminó a 3s5 del ganador, la menor diferencia de 2017.

El nuevo puntero del campeonato ha mostrado una sesuda aproximación a cada Gran Premio: trabaja durante todo el fin de semana para descubrir la más adecuada estrategia de carrera y la ejecuta con precisión quirúrgica. Cuando fue necesario controlar el ritmo, lo hizo con efectividad. Y no esquivó la pelea callejera que le propuso Márquez en Austria: resolvió la contienda con inteligencia para pergeñar un plan y frialdad para ejecutarlo. Sólo una vez no anotó este año: sucedió en la Argentina, luego de que Áleix Espargaró se cayera y lo colectara en la curva 5 de Termas de Río Hondo. En ocho de las otras 11 carreras fue uno de los cinco primeros en ver la bandera de cuadros.

Durante sus primeras 165 carreras en MotoGP, más de nueve temporadas, Dovizioso sólo había ganado dos veces, nunca en pista seca (Donington Park 2009, con Honda, y el año pasado en Malasia). Ahora lleva cuatro victorias en siete competencias, todas con distinta receta y exhibición de atributos diversos. No es poco en una temporada con tantos altibajos, en la que ya explotó el motor de un candidato, otro contendiente se cayó buscando la victoria en la vuelta final y un tercero tuvo que cambiar de moto para recuperar la competitividad perdida, sólo por enumerar algunos ejemplos. Mientras tanto, Dovi maneja todos los estilos. El tiempo dirá si le resulta suficiente para ser campeón.

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