Yamaha completa bajo la lluvia su última prueba del año

Las dos jornadas de ensayos trascendieron en el más absoluto secreto, sin que apenas trascendiera nada acerca de los elementos que se pusieron a prueba.

Se sabe que tanto Viñales como Rossi dispusieron de hasta cuatro motos distintas cada uno por al menos dos de Zarco, y que uno de los principales objetivos era dar con la base del que será el motor de la M1 del año que viene.

Se da la circunstancia de que la Yamaha de este año les causó muchos problemas tanto al italiano como al español en condiciones de poco agarre, y por eso ambos agradecieron la lluvia que cayó en el circuito malayo en este último y trascendental entrenamiento.

En los dos próximos meses, el departamento técnico de Yamaha deberá diseñar un motor que compense las deficiencias del anterior. El chasis es menos problemático que el propulsor, cuya especificación se precinta antes de la primera carrera y debe permanecer congelado hasta la última parada del calendario, a excepción de aquellas escuderías que, como Suzuki, KTM y Aprilia, gozan de concesiones.

A la espera de que Jonas Folger se recupere del síndrome de Gilbert, ninguno de ellos volverá a rodar con su prototipo de MotoGP hasta los primeros test del año que viene, programados para finales de enero en ese mismo trazado de Sepang.

Hasta entonces, Rossi tomará parte el próximo fin de semana en el Rally de Monza, antes de irse de vacaciones, y Viñales viajará a Sudáfrica, donde todavía tiene que cumplir con un compromiso promocional.

Ambos se reencontrarán en Madrid para la presentación del equipo, a finales de enero, y de allí se irán directamente hacia Malasia, donde afrontarán la primera de las nueve jornadas de ensayos colectivas antes de que el campeonato arranque de nuevo, en Losail, el 18 de marzo.

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