Hace una semana Pecco Bagnaia completa su peor viernes en mucho tiempo, el piloto de Ducati pudo encontrar las condiciones adecuadas para mostrarse rápido en el inicio del Gran Premio de San Marino, en el que logró clavar el cuarto mejor tiempo del día y quitarse el problema de tener que pasar por al Q1 que en Barcelona le relegó a salir casi último en parrilla.

Bagnaia aprovechó la carrera de casa, una pista en la que lleva años entrenando periódicamente con los chicos de la VR46 Riders Academy y que conoce como la palma de su mano. Pese a completar una buena jornada en medio de su crisis de resultados, el italiano no quiso lanzar las campanas al vuelo.

"Es fantástico tener agarre en la pista. Quien asfaltó este circuito tendría que hacer una clase al resto de circuitos del Mundial", fue la crítica velada de Bagnaia a Montmeló por su superficie.

Francesco Bagnaia, Ducati Team

Foto de: Danilo Di Giovanni / Getty Images

Pecco explicó el proceso de intentar aprovechar que 'corre en casa'.

"Hemos decidido no tocar la moto durante el fin de semana. Estar en esta pista, ayuda", valoró antes de lanzar un aviso a los más optimistas. "Que nadie piense en milagros; la moto es la misma", enfrió los ánimos.

Con este planteamiento, Pecco no se marca objetivos ni quiere vender la piel del oso antes de hora. "Simplemente espero disfrutar en una pista que conozco", dijo antes de abrir un poco la mano a la esperanza. "No digo que esté para ganar, pero puede que optar al top cinco, como dije en la previa, sea factible".

Le pidieron qué había cambiado, además de la pista, para encontrar este paso adelante.

"Aquí puedo entrar con confianza, siento mucha más estabilidad en el tren trasero", su caballo de batalla este año. "Por la tarde solo pusimos la goma media. La vuelta rápida fue bien", informó.

"El objetivo es no tocar nada. Hemos tocado mil cosas y el resultado era siempre el mismo", cerró el italiano bicampeón del mundo de MotoGP.