Hay resultados que tienen un sabor especial, más profundo de lo que pueda parecer. El podio conquistado por Carlos Sainz en Bakú no es sólo una hazaña por haber metido a Williams entre los tres primeros, sino por la forma en que se ha construido ese tercer puesto: con inteligencia, determinación y un fin de semana impecable, que comenzó el sábado y se completó con la frialdad de un auténtico calculador.

En una pista favorable al FW47, el español supo aprovechar la excelente sesión de clasificación de ayer, cerrada con un brillante segundo puesto. Lo que había sido un punto débil para Williams en otras ocasiones, a saber, la dificultad del monoplaza para explotar todo su potencial en la vuelta en seco, se transformó, esta vez, en el arma decisiva que permitió a Sainz subir al podio.

Saliendo desde la primera fila, el español mantuvo un excelente ritmo en la primera parte de la carrera, logrando distanciarse de Liam Lawson y, sobre todo, aumentar el margen sobre los dos Mercedes. Sainz planteó la carrera de la manera más afín a él: gestionando inteligentemente los neumáticos y eligiendo con precisión los momentos en los que elevar el ritmo para estirar, en un sutil equilibrio que hoy resultó decisivo.

Carlos Sainz, Williams

Foto de: Rudy Carezzevoli / Getty Images

Ciertamente, la presencia de Lawson, que mantuvo al pelotón a distancia, ayudó a construir el margen de seguridad con el que Sainz defendió luego el podio. Pero en el ritmo mostrado en la primera parte de la carrera hay mucho del talento del español y de esas cualidades que otros equipos ya habían llegado a apreciar.

Defender el segundo puesto de los Mercedes no fue posible: George Russell, que salía con una estrategia alternativa, consiguió aprovechar el ritmo para adelantar al español gracias al puro ritmo de carrera. Sin embargo, más allá de la segunda posición perdida, que ni siquiera entraba dentro de las expectativas iniciales del equipo, la verdadera hazaña fue mantener el tercer escalón del podio, resistiendo la remontada final de Andrea Kimi Antonelli.

A pesar de que el italiano se mostró cada vez más amenazador con el compuesto duro, Sainz consiguió mantenerle constantemente a una distancia de poco más de segundo y medio, sin permitirle nunca la oportunidad de volver a entrar en la zona de DRS e intentar así un nuevo ataque.

Carlos Sainz, Williams

Foto de: Joe Portlock / LAT Images vía Getty Images

El piloto de Williams se aseguró un podio con sabor a revancha, tras habérsele escapado en las últimas vueltas el año pasado cuando chocó con Sergio Pérez, su resultado de ahora devolvió a la escudería con sede en Grove la emoción de terminar entre los tres primeros. Un resultado que se echaba en falta desde hacía varios años, concretamente desde 2021, cuando la carrera de Spa se interrumpió incluso antes de empezar debido a la lluvia.

"No puedo describir lo feliz que estoy ahora mismo, así como la sensación. Es mejor incluso que mi primer podio", comentaba el español nada más terminar la carrera, emocionado con un podio que vale más de lo que parece, no tanto porque haya llegado en un circuito favorable, sino porque lo ha hecho en un fin de semana en el que todo ha funcionado a la perfección.

Si echamos la vista atrás en la temporada, de hecho, hubo numerosas ocasiones en las que el español no pudo realizar y maximizar todo su potencial, también debido a una serie de episodios desafortunados. En Miami calzó los neumáticos equivocados, en Imola adoptó una estrategia errónea a pesar de estar por delante de su compañero de equipo, mientras que en Zandvoort se vio involucrado en una colisión con Lawson que le costó valiosos puntos, por citar sólo algunos ejemplos.

Carlos Sainz, Williams

Foto de: Bryn Lennon / Fórmula 1 / Getty Images

Aquí, sin embargo, todo funcionó a la perfección: desde la clasificación, construida para superar lo que ha sido durante mucho tiempo uno de los problemas del FW47 en la gestión de los neumáticos en la vuelta en seco, hasta la carrera, carente de incidentes o incidentes. Por supuesto, el hecho de que coches más rápidos sobre el papel salieran detrás ayudó, pero esta vez el objetivo era ser impecable y maximizar cada oportunidad. Y fue aquí donde Sainz marcó la diferencia.

"Hemos estado luchando duro todo el año y hoy hemos demostrado que cuando tenemos la velocidad y todo va bien, podemos hacer cosas fantásticas. Hoy no hemos cometido errores, lo hemos ejecutado todo a la perfección y hemos conseguido batir a coches que ayer no esperaba poder batir."

"Estoy muy orgulloso de todos en Williams, hemos superado una temporada compleja, hemos demostrado a todo el mundo el gran salto adelante que hemos dado respecto a la temporada pasada. Vamos por el buen camino".

"Por desgracia, he tenido mucha mala suerte este año, muchos accidentes, no he sido capaz de convertir el ritmo en resultados, pero ahora entiendo por qué, el primer podio tenía que llegar así. Así es la vida, a veces te hace pasar por malos momentos para darte otros tan buenos. No me lo esperaba. Hay que seguir creyendo en uno mismo y en el equipo, porque tarde o temprano los resultados llegarán.