"No era el momento de caerse", reconoce Márquez
Marc Márquez lamenta la fuerte caída sufrida en los últimos minutos del segundo ensayo en Mandalika, que le impidió completar una vuelta rápida y le obliga a "rezar para que no llueva" si quiere meterse directamente en la Q2.
Marc Márquez no termina de encontrarse a gusto encima del nuevo modelo de RC213V que la marca del ala dorada ha proyectado para esta temporada, y que es tan distinto a las versiones con las que él conquistó seis títulos de siete posibles entre 2013 y 2019.
El español, que fue el tercero más veloz en el ensayo matutino se fue al suelo en el de la tarde, cuando acababa de colocar una goma trasera blanda para abordar su primer intento de vuelta rápida. La caída, a bastante velocidad (unos 140 kilómetros por hora), le hizo dar bastantes vueltas sobre la tierra, que le provocaron un buen morado en el brazo izquierdo.
Lo peor de todo, sin duda, la incertidumbre con la que se acostará el catalán, que en la clasificación combinada de tiempos provisional figura el 22º, una posición que espera poder mejorar el sábado, durante el tercer entrenamiento libre, siempre que la meteorología lo permita. El problema para él es que en su misma situación se encuentran otras primeras espadas, como es el caso de Pol Espargaró (19º), su compañero en el taller del equipo Repsol Honda; Joan Mir (20º) y Pecco Bagnaia (21º).
"Rezaré para que no llueva por la mañana, y así intentar meterme entre esos diez primeros [que pasarán directamente a la Q2]. El día fue positivo, pero no podemos estar contentos porque estamos muy atrás. No era el momento de caerse", reconoció Márquez, que asumió toda la responsabilidad por ese revolcón: "Puse la goma trasera nueva y entré más rápido de lo que tocaba. La telemetría lo deja claro".
El jueves, en la rueda oficial previa al inicio de este Gran Premio de Indonesia, el corredor de Cervera (Lleida) ya había advertido de que esta nueva RC213V aún le depara sorpresas, algunas desagradables. "Aún no logro entender cuándo voy a caerme", dijo.
Este viernes, en Mandalika, tanto él como Espargaró sufrieron de una sensación de flotabilidad del tren trasero, que otros pilotos también detectaron, y que atribuyeron a la carcasa que Michelin desplazó especialmente para esta cita, para evitar un posible sobrecalentamiento.
"Tenemos que entender de dónde viene esa sensación de flotabilidad. A Pol también le costó", cerró el #93.
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