¿Que ayuda necesita Bagnaia para retomar su nivel en Ducati?
La estancia en el purgatorio de Pecco Bagnaia parecía haber terminado con su doblete en Motegi, pero Indonesia mandó al italiano directamente al infierno, de donde Ducati tiene la misión de rescatarle sin condiciones.
De entre todas las frases que dejó Marc Márquez hace poco más de una semana, cuando consiguió su objetivo de volver a proclamarse campeón del mundo de MotoGP, hubo una que tal vez no salió en los titulares que empleó la mayoría de periodistas para ilustrar la hazaña que acababan de presenciar, pero que probablemente resume mejor que ninguna lo vivido por el catalán en la etapa más lúgubre de su trayectoria como deportista.
"La ayuda que recibí me permite ahora estar aquí. Yo no es que me hubiera caído al suelo, es que estaba bajo tierra. Si estás en el suelo, puedes saltar. Si estás más abajo, necesitas que tiren de ti para volver a levantarte", soltó el piloto de Cervera (Lleida), muy elocuentemente y agradecido.
Sin llegar a un punto tan crítico como aquel en el que se vio Márquez, Pecco Bagnaia también necesita ayuda. Y la necesita sin condiciones, porque ha tocado fondo y porque se lo merece. A pesar del funesto momento que atraviesa, sigue siendo el corredor más exitoso de la historia de Ducati, además del representante más visible de la academia de pilotos VR46. Tras los últimos acontecimientos es normal que a uno le entren ciertas dudas acerca de si la marca de Borgo Panigale y la estructura de Valentino Rossi están haciendo todo lo que tienen a su alcance para rescatar al bicampeón del mundo.
La concentración de egos que hay en Ducati supera a la de cualquier otra organización del ‘paddock’ de MotoGP, y lo extraño sería que no fuera así. Además de haber reunido bajo un mismo taller a los dos integrantes de la parrilla con más títulos, toda la estrategia del constructor boloñesa orbita alrededor de la moto más dominante de siempre.
Francesco Bagnaia, Ducati
Foto de: Gold and Goose Photography / LAT Images / via Getty Images
Y esa Desmosedici, en sus especificaciones más recientes, lleva la firma de Gigi Dall’Igna. El ingeniero se ha convertido en uno de los actores más influyentes de la historia del certamen. Él lo sabe, y de forma más o menos directa también se lo hace saber a quienes tienen el privilegio de subirse a ‘su’ prototipo.
La voz del técnico de Thiene es determinante en todos los aspectos relevantes de la operativa de Ducati. Evidentemente, en los técnicos, pero también en los deportivos y en los de un cariz más político. Y eso, en un campeonato que siempre ha acentuado la figura de los pilotos como los verdaderos héroes, puede generar fricciones.
Ya las hubo en el pasado con figuras como Andrea Dovizioso, el único que fue capaz de retar al Márquez de 2017 y 2018, que terminó fuera del equipo de las motos rojas cuando era su exponente más competitivo. El de Forli fue reemplazado entonces (2021) por Bagnaia, que llegó con la mente despejada y sin prejuicios, y que fue capaz de crecer junto a la moto hasta coronarse en dos ocasiones (2022 y 2023), y pelear por hacerlo hasta el final en cuatro (2021-2024).
Ahora, el turinés parece la sombra de lo que fue, y Ducati, a pesar de intentarlo, no ha podido o sabido echarle la mano que necesita. Y es en este punto donde vuelven a aparecer los egos. Será por el impacto que le ha provocado la abrumadora superioridad de Márquez, o porque, efectivamente, Bagnaia no logra conducir con la moto de este año de la forma en que lo hizo en 2024 –once victorias–, pero la confusión que han generado unos y otros es sobresaliente. Y aquello que es indudable es que no deja bien parada a ninguna de las partes.
Luigi Dall'Igna, Ducati Lenovo Team
Foto de: Gold and Goose Photography / LAT Images / via Getty Images
Se conoce que los fabricantes solo miran hacia adelante, y eso les lleva a no querer reconocer que el prototipo del ejercicio anterior pueda ser eventualmente más competitivo que el del año en curso. Es normal que así suceda, porque admitirlo significaría asumir el haber desperdiciado tiempo y dinero en el desarrollo del nuevo modelo.
Se entiende que fue ese el motivo por el que Ducati hizo lo que pudo para evitar que trascendiera que Bagnaia probó la GP24 –con el propulsor de la GP25– en Misano, durante la jornada de test posterior al Gran Premio de San Marino.
Y lo consiguió, hasta que este viernes apareció Uccio Salucci, el director del equipo VR46, quien desmontó el tinglado: "Pecco se subió a la moto de Morbidelli el lunes de Misano". Aquello provocó el cabreo de Ducati, que se mostró "sorprendida", por boca de Davide Tardozzi, su team manager, al haber quedado públicamente en evidencia.
Los hay que creen que la revelación del asistente de toda la vida de Valentino Rossi fue un simple desliz. Motorsport.com entiende que Ducati no lo ve así, sino como una especie de desafío para proyectar su desacuerdo con el trato que Ducati está dispensando a Bagnaia.
Más que nada porque, de ser un despiste, solo podría indicar dos cosas: o que la torpeza de Uccio es impropia de un ejecutivo que ocupa su cargo, o que la comunicación con Ducati es nula, algo difícil de creer si tenemos en cuenta el método de trabajo existente.
Independientemente de qué haya detrás de esa manifestación, es evidente que no ayudó para nada a Bagnaia, que volvió a irse de un gran premio sin atender a la prensa, al igual que ya hizo en Misano. "Pecco está devastado. Si hubiera venido, estaría con lágrimas en los ojos. Es un tipo muy rápido, pero también es muy sensible. Ahora mismo, creemos que es mejor dejarlo tranquilo y dejarle trabajar para que esté en condiciones de rendir en Phillip Island", justificó Tardozzi.
Si hay alguien que seguro empatiza con el sufrimiento de Bagnaia, este es el popular expiloto, que fue el encargado de dar la cara por la compañía italiana en un fin de semana que debía estar marcado por el confeti y que terminó convertido en pesadilla.
Francesco Bagnaia, Equipo Ducati, Davide Tardozzi, Director del Equipo Ducati
Foto de: Gold and Goose Photography / LAT Images / via Getty Images
En siete días, Ducati pasó de celebrar el título de uno de sus pilotos y la posible recuperación del otro, tras firmar su primer doblete de la temporada, a llorar la lesión del campeón y asistir al derrumbe absoluto de su compañero.
Si la lesión de Márquez simplemente requerirá de tiempo, en el caso de Bagnaia se impone una intervención genuina, de alguien que deje el ego a un lado y trate, de verdad, de recomponer los pedazos de uno de los principales reclamos del campeonato.
Sobre todo, porque hacerlo engrandecería todavía más a Ducati, que no solo demostraría ser capaz de crear campeones, sino también de ayudarles cuando más lo necesitan.
Francesco Bagnaia, Ducati
Foto de: Robertus Pudyanto / Getty Images
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