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Análisis: ¿Qué oculta el acuerdo entre Ferrari y FIA?

El comunicado del acuerdo entre la FIA y Ferrari sobre sus controvertidos motores 2019 explica poco y calla mucho. Analizamos la polémica.

Ferrari SF90

Los expertos en relaciones públicas saben que los viernes siempre es un buen día para comunicar noticias complicadas. Y si quieres anunciar algo y que no tenga mucha repercusión, hazlo un viernes por la tarde, cuando la atención de todo el mundo está en otros asuntos.

Algo así fue lo que ocurrió en la última jornada de pretemporada de la F1 2020, cuando la FIA, en los últimos compases de la sesión vespertina, emitió un comunicado asegurando haber concluido una investigación del motor Ferrari de 2019, levantando sospechas al respecto inmediatamente. 

Esperar al momento en que las cámaras de televisión de la F1 estaban a punto de apagarse, los jefes de equipo ya habían dejado el paddock de Montmeló y la gente estaba pendiente de quién acabaría en lo más alto de la tabla de tiempos, pareció una táctica deliberada para tratar de minimizar el alcance de lo anunciado. 

De hecho, si le echas un ojo al texto de la FIA, podrías llegar a pensar que es una simple pieza administrativa aburrida, anunciando que la investigación sobre Ferrari había concluido y que no se había encontrado nada.

Esto es lo que dice: 

"La FIA anuncia que, tras amplias investigaciones técnicas, ha concluido su análisis sobre el funcionamiento del motor de F1 de Ferrari y llegado a un acuerdo con el equipo. El contenido específico del acuerdo será cosa de ambas partes".

"La FIA y Ferrari han acordado varios compromisos técnicos que mejorarán la monitorización de todos los motores de F1 desde las próximas temporadas, además de ayudar a la FIA con otros asuntos reglamentarios en la Fórmula 1 y sus actividades de investigación sobre las emisiones de carbono y combustibles sostenibles". 

Si te detienes un momento y analizas con detalle lo que dice, te darás cuenta de que destaca más lo que no se dice. El comunicado no concluye que Ferrari haya hecho trampas con su motor; ni tampoco confirma que el equipo haya cumplido con el reglamento. 

Y la falta de una respuesta definitiva hacia un lado o hacia otro ha añadido gasolina a un fuego que comenzó en 2019 en torno al rendimiento del propulsor italiano. Para entender por completo la situación, tenemos que rebobinar al comienzo de la temporada 2019 de F1. Desde la segunda carrera, en Bahrein, los rivales habían notado un cambio en el rendimiento en recta de los Ferrari. 

Los de Maranello pasaron de sufrir en rectas y curvas en Melbourne a tener un rendimiento superior al resto en Sakhir, sobre todo en recta. Según avanzó la temporada, los rivales siguieron mirando con lupa a los coches rojos y quedó claro en Monza –a través de datos de GPS y debido a que allí cualquier ventaja en recta es por motor y no por eficiencia aerodinámica (ya que todos van con alerones traseros descargados)– que Ferrari ganaba un segundo por vuelta en recta.

Esa fue la ventaja que los rivales no podían entender ni explicar. 

Charles Leclerc, Ferrari SF90, leads Lewis Hamilton, Mercedes AMG F1 W10

Charles Leclerc, Ferrari SF90, leads Lewis Hamilton, Mercedes AMG F1 W10

Photo by: Joe Portlock / Motorsport Images

Lewis Hamilton, Mercedes AMG F1, 3rd position, congratulates Charles Leclerc, Ferrari, 1st position, in Parc Ferme

Lewis Hamilton, Mercedes AMG F1, 3rd position, congratulates Charles Leclerc, Ferrari, 1st position, in Parc Ferme

Photo by: Jerry Andre / Motorsport Images

A medida que la temporada fue tocando a su fin, el resto de fabricantes continuó desconcertado sobre la procedencia de la ventaja de Ferrari y emergieron dos teorías. 

La primera fue que podrían estar usando una fuga controlada a través del intercooler para permitir que el aceite entrase en el proceso de combustión y ayudase a dar un extra de potencia temporal. 

La segunda fue que Ferrari había logrado superar ligeramente los 100 kg/h de límite de flujo de combustible entre los puntos donde la FIA toma las medidas. El combustible extra que entraba al motor podría ser utilizado para ganar potencia. 

A pesar de las sospechas, la FIA revisó a Ferrari y no encontró nunca nada fuera de la ley. El coche pasó las verificaciones técnicas en cada carrera.

Antes del GP de México, Red Bull escribió a la FIA pidiendo una clarificación sobre si se podía o no usar un sistema que esquivase el sensor de flujo. Este tipo de peticiones normalmente se hacen para desvelar lo que otros equipos están haciendo. 

El ente regulador respondió dejando claro que algo así no sería permitido. Estaba claro que trucar el flujo de combustible para ganar potencia iría en contra de las normas. 

Así, Nikolas Tombazis, responsable de monoplazas de la FIA, recordó a todos los equipos a través de una directiva técnica antes del GP de EE UU que dos apartados concretos del reglamento técnico lo hacían ilegal. 

Estos eran: 

Artículo 5.10.3: Todos los coches deben montar un solo sensor de flujo, dentro del tanque de combustible, que ha sido fabricado por la el suministrador de la FIA en una especificación determinada por la FIA. Este sensor solo puede usarse como especifica la FIA. Además, todo el combustible usado por el motor debe pasar a través de este sensor homologado y debe llegar a las cámaras de combustión a través de los inyectores descritos en el artículo 5.10.2.

5.10.5: Cualquier dispositivo, sistema o procedimiento cuyo propósito y/o efecto sea incrementar el flujo o almacenar y reciclar combustible después del punto de medida está prohibido. 

Cuando el rendimiento en recta de Ferrari cayó en Austin –y la ventaja que había sido tan clara semanas antes desapareció–, los rivales rápidamente asumieron que algo no estaba bien. De hecho, Max Verstappen se encargó de subrayar su interpretación de la situación. 

"Eso es lo que pasa cuando dejas de hacer trampas, está claro. Pero sí, le dieron una buena revisada. Ahora tenemos que mantenernos atentos, sin duda", dijo. 

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Ferrari enfureció con las palabras del holandés y Charles Leclerc sugirió que estaban fuera de lugar.

"Creo que es un broma, para ser sincero. No tiene ni idea. No está en el equipo. Sabemos exactamente lo que estamos haciendo. No sé por qué habla. No sabe nada de nosotros", comentó. 

Mattia Binotto, jefe de equipo de Ferrari, aseguró que la desaparición de su ventaja en recta en Austin se debió a una combinación de usar un motor antiguo en el coche de Leclerc –tras un fallo en los libres– y a experimentos de carga aerodinámica para mejorar en las curvas. 

Sus rivales, por supuesto, no quedaron convencidos. Hubo rumores de que alguno de ellos presentaría una protesta formal en una de las últimas carreras, pero esta nunca llegó. 

Christian Horner, Team Principal, Red Bull Racing, speaks with Mattia Binotto, Team Principal Ferrari

Christian Horner, Team Principal, Red Bull Racing, speaks with Mattia Binotto, Team Principal Ferrari

Photo by: Andy Hone / Motorsport Images

Claire Williams, Deputy Team Principal, Williams Racing, Toto Wolff, Executive Director (Business), Mercedes AMG, and Mattia Binotto, Team Principal Ferrari

Claire Williams, Deputy Team Principal, Williams Racing, Toto Wolff, Executive Director (Business), Mercedes AMG, and Mattia Binotto, Team Principal Ferrari

Photo by: Simon Galloway / Motorsport Images

Y cuando la temporada acabó, una nueva directiva técnica estableció que los equipos deberían llevar dos sensores de flujo de combustible para 2020, en un intento para evitar sortear la normativa. 

Al menos en público, los rivales de Ferrari parecieron contentos con este cambio para 2020, porque creyeron que evitaría que los equipos intentasen explotar esa zona gris del reglamento (a pesar de un problema con la discrepancia de los nieles de combustible pre carrera de Ferrari en el GP de Abu Dhabi que nunca se explicó). 

Pero tras las cámaras y de manera oculta para el resto del mundo, la FIA comenzó una investigación formal sobre el motor de Ferrari para entender por completo que había pasado. 

Esa larga y detallada investigación dio lugar al sorprendente comunicado del viernes por la tarde, que pilló al resto de equipos a contrapié por su contenido y por la hora de publicación. 

Lo que el comunicado de la FIA dejaba claro es que hubo algún tipo de asunción de culpabilidad: que a cambio de que Ferrari ayudase a la FIA a atajar el problema para controlar mejor las normas del flujo de combustible y otros detalles de la F1 –además de ayudar con la investigación sobre la sostenibilidad–, se dejaría atrás la polémica del motor y se cerraría la investigación. 

Se dejó claro que el acuerdo se mantendría en secreto entre Ferrari y la FIA y esto implica que puede que nunca sepamos al 100% qué pasó. Las probabilidades, sin embargo, son que el comunicado fuese emitido para poner punto y final a un punto muerto entre ambas entidades. 

Ferrari SF90

Ferrari SF90

Photo by: Giorgio Piola

Engine on the Ferrari SF90

Engine on the Ferrari SF90

Photo by: Simon Galloway / Motorsport Images

Por un lado, podría ser que la FIA fuera incapaz de demostrar sin lugar a dudas que Ferrari había quebrantado la normativa con su motor en 2019. 

Por otro, Ferrari probablemente fue incapaz de demostrar a la FIA sin lugar a dudas que había cumplido con la normativa en todo momento. En esa situación, solo habría dos opciones.

La primera sería llevar el asunto ante un tribunal para dilucidarlo y entrar en largos procesos judiciales que acabarían sin ningún ganador y con el deporte viéndose envuelto en una controversia dañina y de alto calado. 

La otra, como ha sucedido, sería acordar dejar de lado el tema, poner punto y aparte en ello y avanzar hacia 2020 con procedimientos más sólidos para asegurarse de que los equis no puedan ganar al sistema en el futuro. 

Pero esperar escabullirse con un comunicado para tratar de enterrar todo, en última instancia, no tendrá éxito a la hora de cerrar el asunto: porque la vaguedad de lo que se ha dicho solo ha servido para aumentar las sospechas.

Y probablemente signifique que cuando los equipos de F1 se reúnan nuevamente en Melbourne antes de la primera carrera de la temporada, la conversación pueda no ser sobre el año que viene, sino sobre lo que sucedió o no en 2019.

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