Telemetría: los datos que evidenciaron la falta de velocidad de Lawson en Red Bull

Sólo han pasado tres meses desde que Red Bull anunciara a Liam Lawson como nuevo compañero de equipo de Max Verstappen. Y sin embargo, cuando no han pasado ni cien días, la aventura del piloto neozelandés con la cuadra de Milton Keynes ya ha llegado a su fin, porque por la mañana Red Bull ha confirmado un nuevo cambio en la carrera.

Lawson dará un paso atrás al regresar a Racing Bulls, mientras que Yuki Tsunoda será quien dé el salto a la escudería de la casa madre, que se enfrentará al que será el reto que marcará un antes y un después en su carrera. Un movimiento en el que también corre un sutil hilo de ironía, porque hace sólo tres meses Lawson había sido preferido al japonés no sólo por su fortaleza mental, sino también por el potencial que se veía en los dos pilotos.

En el breve paso por Faenza, Lawson había demostrado que estaba cerca del japonés en términos de rendimiento, a pesar de contar sólo con once carreras en su haber frente a las cuatro temporadas completadas por Tsunoda. Red Bull vio más potencial en el neozelandés, con la esperanza de que pudiera ser una solución a medio y largo plazo.

Liam Lawson, Red Bull Racing

Foto de: Andy Hone / Motorsport Images

Tres meses después, sin embargo, la situación se invirtió, pero los escenarios son totalmente diferentes. La apuesta no ha salido bien y Milton Keynes ha recurrido a otro cambio, que tiene más el sabor de un equipo que pone el cebo en el anzuelo y espera a que algo pique que el de un movimiento razonado desde el principio, a pesar de que Tsunoda ha demostrado sus cualidades.

Tanto antes del inicio del Mundial como después del GP de Australia, la dirección de Red Bull había asegurado que se daría tiempo a Lawson para adaptarse a la espera de verle en circuitos que ya conocía. Sin embargo, su aventura terminó antes incluso de llegar a una pista con la que estuviera familiarizado. ¿Qué ha cambiado desde entonces?

Donde Verstappen brilla, Lawson lucha

Tras las dos primeras carreras, Helmut Marko, siempre directo y mordaz en sus comentarios, describió a Lawson como un boxeador atrapado en una espiral descendente, paradójicamente lo que debería haber sido su punto fuerte junto con su capacidad de adaptación. Pero lo que más pesó fue el análisis de los datos y la falta de progresos marcados, en una etapa en la que Red Bull siente que no puede permitirse el lujo de perder tiempo y puntos.

Liam Lawson, Red Bull Racing

Foto de: Sam Bloxham / Motorsport Images

Tiempo, el mismo que exigió Lawson al final del GP de China, consciente de que su asiento ya estaba en peligro, pero también de que no fue un inicio sin problemas. En los entrenamientos se vio frenado por una fuga hidráulica, mientras que en Australia se perdió toda una sesión de entrenamientos libres por un fallo en la Unidad de Potencia.

Evidentemente, esto no explica las dificultades del neozelandés, pero añade más leña al fuego. Un piloto con poca experiencia necesita rodar continuamente. Si a esto le añadimos que el RB21 ha demostrado ser un coche difícil de dominar, el escenario se complica aún más, dando una idea más clara de sus dificultades.

El análisis de los datos del primer fin de semana en Melbourne reveló de inmediato un elemento clave, que se comprobó más tarde en China, a saber, que no era sólo el rendimiento lo que faltaba, sino también lo fácil que resultaba marcar un tiempo. Si bien es cierto que Lawson se había perdido la FP3, en la calificación se pusieron de manifiesto todas las limitaciones y sus dificultades para pilotar el RB21.

Comparación telemétrica Lawson - Verstappen Australia

Foto de: Gianluca D'Alessandro

Para evitar la eliminación, el neozelandés ya buscó el límite en la Q1, y sin embargo sus referencias fueron peores que las registradas por un Verstappen aún lejos de su máximo potencial. Esto se vio en las secciones lentas como la curva 3 o la curva 11, donde es crucial aportar velocidad en la entrada tras una frenada violenta, pero también en las secciones de media y alta velocidad como la curva 6 y la secuencia 9/10.

Huecos que se ampliaron aún más cuando Max fue a por el límite en la Q3. Por mucho que la pista mejorara, en ciertas curvas, como la 1, la 6 y la 10, la diferencia entre ambos se abría hasta superar con creces los 10 km/h. Demasiados.

Lawson inmediatamente al límite: una mezcla de factores

Sin embargo, el problema no se limita al rendimiento, sino también a lo difícil que le resultó a Liam dar una vuelta sin embadurnarse, lo que confirma no sólo lo difícil que es dominar el RB21 a pesar de las intervenciones invernales, sino también hasta qué punto el propio piloto estaba "conduciendo de más" en un intento de encontrar el tiempo.

Liam Lawson, Red Bull Racing

Foto de: Red Bull Content Pool

De hecho, su última vuelta de clasificación en Australia, la que se tomó como referencia ya que realmente estaba mejorando, no la completó debido a dos errores: una salida en la curva 10 y un bloqueo en la penúltima curva.

Fue un tema que también se repitió en la calificación sprint del viernes en China, donde, una vez más, no pudo rebajar su tiempo de vuelta debido a un error en la entrada a la curva 9, donde llevó demasiada velocidad y acabó yéndose ancho sobre el bordillo. No en vano, al día siguiente, aunque registró velocidades mínimas más altas en la misma sección, sufrió de tracción en la salida debido a una puesta a punto menos que perfecta.

De las tres sesiones de clasificación que completó con Red Bull, en dos no pudo mejorar su intento final precisamente por errores que confirmaron lo al límite que estaba ya. Sólo en una sesión de clasificación, la válida para la carrera de China, Lawson rebajó su tiempo en el intento final, pero las referencias frente a Verstappen no jugaron a su favor.

Comparativa de telemetría Lawson - Verstappen Q3 China

Foto de: Gianluca D'Alessandro

Si en Australia Liam había pasado apuros tanto en tramos lentos como de baja velocidad, en Shanghái los escenarios cambiaron ligeramente, pero siempre con algo en común, la dificultad para meter el coche en las curvas. Esto se puede ver, por ejemplo, en la subida a la curva 1 y el cambio de dirección en la curva 2/3, donde la diferencia alcanza unos 15 km/h.

Donde no hay que trabajar tanto el ángulo del volante, como en las zonas de alta velocidad de las curvas 7 y 8, Lawson pudo mostrar buenas referencias. Sin embargo, en cuanto el reto se convierte en atacar y empujar hacia dentro, entonces la diferencia con Verstappen aumenta. No es ningún misterio que el holandés hace de un tren delantero preciso uno de los elementos esenciales de su estilo, pero su habilidad también radica en ir más allá de los problemas en determinadas circunstancias y aun así conseguir llevar mucha velocidad a las curvas.

Lawson pareció tener más dificultades desde el principio, sufriendo más que su compañero la inestabilidad del RB21 en zonas donde Max, por el contrario, marca la diferencia. Así pues, el problema se extiende a tres puntos clave: la falta de progresión, la diferencia con la cabeza y las dificultades para gestionar un coche que muerde. Algunos de los errores también parecen dictados por el deseo de ir más lejos, pero tienen el efecto contrario.

Tras el GP de China, Lawson había pedido tiempo. No fue así, y Red Bull optó por otro cambio en carrera, apostando por quien habían descartado hace sólo unos meses, desesperados por encontrar una solución inmediata a un problema mucho más amplio.