'La Fórmula 1, con futuro austero'
Así como los peces volvieron a Venecia, la Fórmula 1 volverá a sus orígenes menos ostentosos luego de la pandemia del coronavirus, escribe Adrián Puente.
Foto de: Gareth Harford / Motorsport Images
El calendario está en jaque. Tanto, que hasta el ya retirado Bernie Ecclestone sugirió que suspendería definitivamente la temporada. Pero peor que eso, autoridades sanitarias coinciden en algo: es posible que las cuarentenas sean levantadas muy progresivamente, y que el último eslabón de esa cadena sean los espectáculos públicos masivos, sobre todo, los deportivos.
Es en este contexto que el mundo de la F1 se preocupa por el segundo efecto de la pandemia, el económico. Grandes Premios más acotados, piezas de autos que no se pueden hacer de manera virtual, sueldos y recaudaciones que nunca llegarán, y que difícilmente en la urgencia sanitaria de todos los países del mundo, sea muy difícil hacer frente a un movimiento como el que demanda la máxima categoría.
Superado el coronavirus, ¿cuantos países quedarán en condiciones de recibir semejante migración logística, turística y técnica, sin pensar en que las prioridades seguramente deberán estar todavía en hospitales, camas, respiradores y medicamentos?
¿Cuántas naciones podrán hacer reaccionar velozmente su economía en el marco de un aluvión de seguros de desempleo, empresas quebradas, mercados asfixiados, rodeados de situaciones sino iguales, pero parecidas? Europa entró en un aislamiento masivo, y el calendario pretende comenzar en el viejo continente después de la pandemia.
La caja de ahorro de la F1 poco puede hacer ante esta realidad. Las utilidades del año pasado apenas superaron los U$S 17 millones. Cada carrera postergada es un derecho de TV menos, y un canon que se esfuma. Eso explica que en casi todos los casos, los eventos se suspendan y no se cancelen definitivamente.
Liberty hará todo lo posible para acomodar, aunque sea con fórceps, la mayor cantidad de competencias. Ya jugó la primera carta fuerte: anticipar las vacaciones de agosto; ahora la segunda parte del plan es sumar meses inéditos como enero, con fines de semana de dos días solamente. Lo que hace poco parecía herético de las más sagradas costumbres, hoy son posibilidades que nadie descarta.
Mientras tanto hay estructuras con más resto que otras. Ferrari, Mercedes, Renault y Red Bull-Honda primero. Mclaren después, mientras la industria petrolera no continúe en caída libre. Racing Point tercero, pendiente del mercado textil como fuente de ingreso de su dueño multimillonario.
De allí hacia abajo, futuros abismos. Alpha Tauri, dependiente de Red Bull, equipo candidato a acotar su pretensiones si los balances no cierran. Alfa Romeo, consciente que como equipo "B" de Ferrari, su futuro puede quedar condicionado. Haas como modelo de estructura funcional, pero muy pendiente de factorías ajenas. Y Williams, en una demorada reconversión que lo encuentra atado a los dividendos del día a día, la cual en cuarentena, es virtualmente imposible.
El mundo es un tetris. Cada decisión se articula de acuerdo a como caigan las próximas fichas de la pandemia. La incertidumbre es el eje. Así y todo, superado el coronavirus, la austeridad será la única estrella en esta historia. Así como los peces volvieron a Venecia, la F1 volverá a sus orígenes menos ostentosos.
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* Cifras actualizadas tras el GP de Abu Dhabi 2019.
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