El Gran Premio de Brasil de 1981 marcó un punto de inflexión en la relación de Carlos Reutemann con su equipo Williams. Después de ser el escudero del entonces campeón del mundo Alan Jones durante 1980, la nueva temporada le presentaba al piloto argentino la oportunidad de contar nuevamente con un auto de punta.
Tras haber conseguido la victoria en el Gran Premio de Sudáfrica, que no contó para el campeonato del mundo por la no participación de varios equipos debido al conflicto político con la Federación, y de haber perdido una posible victoria en Long Beach por un error suyo que le entregó el triunfo a Jones, en Brasil “Lole” fue por la revancha.
Bajo la lluvia en Jacarepagua, Reutemann controló la carrera, pero víctima de su estatus, de un Jones que le perseguía, y de las condiciones de su contrato que estipulaban que si tenía a su compañero a menos de siete segundos, debía darle su posición, le ordenaron con un cartel que invirtieran posiciones. Reutemann hizo caso omiso y en últimas se quedó con la victoria.
Jones, disgustado, se ausentó del podio. Su equipo se lo recriminaría y no acabaría por apoyar sus intenciones de título.
A las Vegas, fecha de cierre de la temporada, llegó como líder del mundial pero tras un incidente el sábado afrontó la carrera con problemas mecánicos que luego le impidieron sumar y acabó perdiendo el título por la mínima diferencia con Nelson Piquet, quien corrió enfermo ese día. Sin embargo para entonces, Williams ya había sumando un segundo título consecutivo de constructores.
A pesar de haber sido una jornada de dominio de la Escudería Ferrari en su Gran Premio de casa, el Gran Premio de San Marino de 1982 fue el capítulo más polémico de dicha temporada. Con tan solo 14 monoplazas en la parrilla debido a una nueva lucha política entre la Federación y los constructores relativa a la carrera anterior, el Gran Premio de Brasil, los Ferrari de Gilles Villeneuve y Didier Pironi tomaron el liderato a mitad de competencia ante las fallas técnicas que dejaron en el camino a los Renault.
Una vez Villeneuve estuvo en control, seguido cada vez más de cerca por su compañero de equipo, desde el muro de pits les mostraron un cartel con la palabra "Slow", a lo que el canadiense respondió levantando el pie, rodando casi dos segundos por vuelta más lento. Sin embargo, Pironi ignoró dicha orden, aceleró y se puso al frente, ante lo cual Villeneuve respondió aumentando el ritmo para buscar recuperar la punta.
Fue hasta el giro 48 cuando Gilles se puso de nuevo al frente y luego pareció que el resultado estaba resuelto entre ambos. Villeneuve bajó la guardia en la última vuelta y en la aproximación a la primera frenada, la de la curva Tosa, Pironi se lanzó por el interior y se puso al frente. ¿Le devolvería la posición a Villeneuve antes de pasar la meta?
Pues no lo hizo, se quedó con la victoria, que para los tifosi fue una tremenda alegría y una gran lucha deportiva entre los dos pilotos de Ferrari. Sin embargo la realidad de lo que ocurrió entre dos pilotos que eran amigos fue otra totalmente diferente y que se hizo visible en las imágenes del podio, también en la vuelta de celebración en la que en un descapotable los tres primeros daban la vuelta al circuito. Villeneuve se ausentó.
"Il Commendatore" Enzo Ferrari, según cuenta su biografía "Ferrari REX", en un gesto inusual le dio la razón a Villeneuve. El "Drake" citaría a ambos pilotos para discutir el asunto y les pidió ser más razonables. Sin embargo Villeneuve nunca perdonaría a Pironi por su traición, un disgusto que tristemente se llevaría a su tumba.
El Gran Premio de Hungría de 2007 será recordado como el principio del fin de la relación entre Fernando Alonso y Lewis Hamilton. Durante la clasificación del sábado, ambos pilotos desobedecieron instrucciones del equipo.
Primero lo hizo Hamilton, quien de acuerdo a los procedimientos pactados, tendría que haber cedido el paso en pista a Alonso y no lo hizo, argumentando que de haberlo hecho le habría dado también la posición en pista a la Ferrari de Kimi Raikkonen, que seguía de cerca al Mclaren del español.
Después de haber completado el montaje de un set de Bridgestone usados, el mecánico que da la orden al piloto de salir del box levantó el cartel o “lollipop” dándole la señal. Alonso se mantuvo allí detenido y solo unos diez segundos después de la orden, dejó el box.
Detrás suyo, detenido, estaba Hamilton esperando para poder cambiar los neumáticos para su última vuelta rápida, en la que tendría que defender la pole que ostentaba en ese momento.
El retraso de Alonso significó que pasó la meta cuatro segundos tarde y no pudo iniciar su vuelta rápida. Alonso si y lo desbancó de la pole. Pareció una jugada cínica pero que había salido a la perfección para el español.
Sin embargo, los comisarios luego iniciaron una investigación que acabó por sancionar con 5 posiciones de retraso en la parrilla a Alonso por su maniobra y a McLaren le privaron de marcar puntos para el mundial de constructores y de recibir trofeo como constructor ganador, por la forma como gestionaron el asunto luego con los comisarios. Hamilton conseguiría la victoria y mantendría el liderato en el mundial de pilotos.
Como en otros episodios anteriores de desobediencia, el conflicto entre los pilotos de Red Bull Racing surgió en una carrera dominada por ellos de principio a fin, con tan solo un ataque de Fernando Alonso en su Ferrari inquietando a Vettel en el inicio, pero no lo suficiente como para arrebatarle la punta, que alternaron con Mark Webber a lo largo de la carrera conforme sus estrategias entraban en juego.
Cumplida la última parada en pits, Webber estaba al frente, Vettel le seguía, aparentemente con mejor mejor ritmo. Sin embargo desde el box el mensaje codificado "Multi 21" era claro para ambos: El auto 2, Webber, acabaría por delante del 1, el de Vettel, reduciendo el ritmo, sin asumir riesgos. Era apenas la segunda carrera de esa temporada, ninguno de los dos pilotos lideraba el mundial, pero el equipo quería proteger el doblete. Vettel, entonces tricampeón mundial, tenía otro planes. En la vuelta 45 marcó la mejor de carrera e iniciando la siguiente se lanzó sobre Webber y le adelantó.
Webber intentó recuperar la punta y por momentos el equipo fue relevado del control de la carrera por sus dos pilotos, quienes lucharon abiertamente, poniendo en riesgo el resultado. La relación de ambos pilotos fue especialmente tensa después del Gran Premio de Turquía de 2010, en el que chocaron peleando por la victoria, pero esta carrera marcaría un rompimiento definitivo entre ambos.
En la sala anterior a la entrega de trofeos Webber encaró a Vettel. Al sentarse en el sillón para tomar un poco de agua espetó al alemán con una frase que pasaría a la historia: “Multi 21 Seb, multi 21”, mientras Vettel se quedaba mudo. La imagen fue transmitida a todo el mundo y fue, según Webber, la gota que rebosó la copa en su relación con su equipo. Christian Horner contaría tiempo después que la desobediencia de Vettel había sido un ajuste de cuentas con Webber, en parte, por la forma como según Vettel, le disputó la posición en la salida del Gran Premio de Brasil del año anterior, en el cual dicha maniobra lo complicó y contribuyó al incidente que luego lo forzaría a remontar para defender el título. Como dato curioso del Multi 21, Red Bull Racing pagó a ambos pilotos bonificaciones correspondientes a una victoria. Los abogados de Vettel cuestionaron al equipo, aduciendo que habían incumplido su contrato con el alemán al darle la famosa instrucción en Malasia.
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