Quién durmió peor anoche tras el GP de Países Bajos: Lando Norris

Allí estaba sentado, desamparado y destrozado, entre las dunas de Zandvoort. Se quitó las rodilleras de las piernas, con la mirada fija en Oscar Piastri que celebraba el Gran Premio de Holanda de 2025. Porque éste fue el fin de semana en el que las posibilidades de Lando Norrisde hacerse con el título de Fórmula 1 se hicieron cada vez más escasas.

Cuando su McLaren falló en la vuelta 65 de 72, Ralf Schumacher comprendió inmediatamente la gravedad de la situación en los comentarios para Sky Sports Alemania: "Esto sería trágico si decidiera el campeonato. Realmente trágico". Y así fue: El déficit de Norris se disparó de nueve a 34 puntos en un instante cruel. Un déficit, sí, pero no sin precedentes. En 2012, Sebastian Vettel se quedó a 44 puntos de Fernando Alonso, y aun así se proclamó campeón del mundo.

El jefe de McLaren, Andrea Stella, sólo había dicho en Spa: "Nosotros, como equipo, vamos a tratar de asegurarnos de que desde el punto de vista de la fiabilidad, desde el punto de vista del funcionamiento del equipo, somos tan buenos como sea posible, de tal manera que serán los pilotos los que decidan su propio resultado en términos de competir por el campeonato del mundo de pilotos."

El domingo por la tarde en Zandvoort, McLaren no cumplió su promesa. ¿O fue Mercedes, su socio motorista, quien falló? Todos los demás equipos con motor Mercedes ya habían tropezado con problemas técnicos en 2025. Sólo McLaren había escapado. Hasta ahora. La fuga de aceite que acabó con la carrera de Norris puede haber nacido en Brixworth y no en Woking. Sin embargo, como subrayó Stella, el chasis y el motor deben considerarse como un solo equipo. No señalar con el dedo. No hay que culpar a nadie.

Cuando Norris comunicó por radio que veía humo y olía "algo raro", Stella ya se frotaba la nariz con tranquilo temor. "No huele bien", añadió Norris, y para entonces, el puesto de mando ya lo sabía: la presión del aceite se desvanecía, el final era inevitable. Unos cientos de metros más allá, sus ingenieros comprendieron que no vería la bandera a cuadros.

"¿Puedes traer el coche de vuelta?", preguntó el ingeniero de carrera Will Joseph. "No, no. Se ha ido", respondió Norris, más tranquilo de lo razonable. "Lo siento", respondió Joseph, antes de asegurarle: "Hoy has sido rápido. Muy rápido".

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Foto de: Alastair Staley / LAT Images vía Getty Images

Y Norris, todavía en estado de shock, no mostró ni rastro de amargura. "Mala suerte, chicos", dijo. Sin acusaciones. Sin recriminaciones. Una mentalidad constructiva, elogió Stella.

Compárese con Lewis Hamilton en Malasia 2016, cuando su motor Mercedes estalló en llamas, poniendo fin probablemente a su lucha por el título contra Nico Rosberg. Su angustioso "¡Oh, no, no!" por radio fue seguido, según recordó más tarde Toto Wolff, por semanas de gélido silencio entre piloto y equipo.

Norris, en cambio, dijo a los equipos de televisión que simplemente tendría que intentar ganar todas las carreras a partir de ahora. Sonrió -de verdad, no forzadamente- al posar para la foto de la victoria de McLaren, aunque le faltaba su propio trofeo de segundo clasificado.

Sí, una encuesta de YouTube en nuestra plataforma hermana Formel1.de tenía al 79 por ciento de los aficionados convencidos a medianoche de que las esperanzas de Norris de ganar el título estaban acabadas. Sí, muchos medios de comunicación declararon un cambio decisivo hacia Piastri. Y, sin embargo, hay razones por las que Norris no tiene por qué estar condenado a noches de insomnio.

Consideremos la aritmética. En primer lugar: si Norris ganara las 12 carreras restantes -entre ellas tres sprints- y Piastri terminara segundo en cada una de ellas, Norris sumaría no 34, sino 66 puntos. ¿Una fantasía? Tal vez. Pero matemáticamente posible. Todavía hay 249 puntos sobre la mesa. 34 ya no suena insuperable.

Segundo: Sólo en Melbourne y Mónaco, Norris superó a Piastri por 33 puntos. Valores extremos, tal vez, pero la evidencia de que tales oscilaciones no son imposibles. Y después de todo, Norris había ganado tres de los últimos cinco grandes premios, su trayectoria ascendente, fin de semana de Zandvoort incluido, hasta que intervino el destino.

Kimi Raikkonen, Ferrari celebrates on the podium

Kimi Raikkonen, Ferrari celebra en el podio

Foto: Sutton Images

Tercero: La propia historia ofrece consuelo. Ya se ha citado la remontada de 44 puntos de Vettel en 2012. Pero aún más llamativo: Kimi Raikkonen en 2007, que remontó una desventaja de 26 puntos con Hamilton. Por aquel entonces, sólo se otorgaban 10 puntos por victoria. Ajustado al sistema actual, la hazaña de Raikkonen equivaldría a una remontada de 65 puntos. Y sólo le quedaban siete carreras para lograrlo, y sin sprints.

Así que sí, Stella puede tener razón en que Norris aún podría volver más fuerte. Su aplomo demostró carácter. El campeonato merece, quizás incluso exige, que ahora muestre la misma resistencia en la pista, para mantener viva la historia. Porque, ¿qué drama es mayor que el del perdedor, el que ya ha sido descartado, que se levanta para demostrar a todos que estaban equivocados?

Watch: Piastri GANA en Zandvoort, Norris ABANDONA y Colapinto ROZA los puntos

Es cierto que cuando las cámaras se fueron y Norris se sentó el domingo por la noche, pudo haber estado furioso. Probablemente se desahogó con su padre Adam. Probablemente no durmió en paz. Y eso también es humano.

Pero no se equivoquen: Este campeonato, dirigido bajo el enfoque curiosamente libre de controversia de McLaren, necesita una historia que Netflix pueda comercializar. ¿Y qué mejor historia que la de Norris, abandonado por la fortuna, burlado por el destino, y aún así luchando, soñando?