Mercedes, la gloria en sus manos
Adrián Puente escribe sobre el equipo que domina el campeonato a pesar de sus propios demonios y esa lucha poco amistosa entre sus pilotos.
Foto de: Daimler AG
Tres veces quedó desacomodado el Mercedes de Lewis Hamilton en el gran premio de Hungría. Tres veces dejó la puerta abierta para Nico Rosberg. Con cierta alevosía quedó expuesto el estándar para la segunda mitad del año. La marca alemana, después del papelón de Austria, verticalizó la decisión y se hizo evidente en la pista. Hasta la primera curva todo, después de la primera curva nada. Lamentablemente, el castigo replica con más fuerza en los fanáticos que en los propios pilotos. El objetivo, evitar todo tipo de contacto.
La proyección multiplica la importancia de Hockenheim para Nico Rosberg. Su casa, su público, su revancha… la última oportunidad antes del descanso estival europeo. Tal vez, una de las últimas cartas del mazo que corre severos riesgos de congelarse para los últimos tres meses del calendario. El desafío global es por duplicado. Que Mercedes gane la doble corona sin daños hasta noviembre, pero por otra parte, que el público no encuentre motivos para pensar que esta es una temporada aburrida.
La intensidad de las próximas 10 carreras, definirá no sólo campeonatos, además aportará elementos decisivos para contrarrestar la hasta ahora injusta percepción de un año sin vértigo. Porque si bien es cierto la monotonía impuesta por los germanos, la F1 no descubre nada nuevo en términos de dominios aplastantes y en algunos casos inalcanzables, lo único que cambia es nuestro punto de vista del pasado, la sacralización de los nombres y las fotos que terminamos considerando un todo, sin percibir que apenas fueron una parte de la gloria.
Sólo para recordar… McLaren en el 88, Ferrari en 2002, Red Bull en 2013. Si bien es cierto que hace 28 años, los ingleses distribuían sus galones entre Senna y Prost, los de Maranello con Michael Schumacher y los austriacos con Vettel, forjaron una estructura vertical y previsible, en varios casos, tediosa. Otro tanto para la valuación de las poles, sólo en 2011, Red Bull alcanzó el 94% de efectividad con 18 sobre 19, y Williams más atrás en el 92, selló el 93% con Mansell y Patrese. Apenas estadísticas, pero muestras tangibles de que no todo pasado fue mejor. Hasta en los ’50, Ferrari supo monopolizar la temporada. Por ejemplo, en 1952 con el 87% de efectividad en victorias, cuando Ascari era el rey de la categoría.
Mercedes tiene todo en sus manos. Ganar y entretener. Cuidar o arriesgar. Rosberg con la obligación primaria de no dejar escapar el título, pero con menos margen de maniobra que hace algunas fechas atrás. Un margen acotado por la sociedad Wolff & Lauda, pero que tal vez con un poco de sana rebeldía a tiempo, pueda aportar brillo al resto de una campaña que pelea contra su falta de vigor.
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