Quién durmió mejor anoche: Max Verstappen
Al ganar dos carreras consecutivas por primera vez desde el año pasado, Max Verstappen ha dejado al paddock preguntándose si todavía tiene una oportunidad en la lucha por el título de este año.

Él simplemente lo sabe, ¿verdad?
Llámalo ego, llámalo confianza en sí mismo. Pero él simplemente sabe que es el mejor piloto del mundo. Y no son muchos los que estarían en desacuerdo. Algunos podrían debatirlo, pero no hay nada en este planeta que pueda quebrar la convicción de Max Verstappen en su propia superioridad sobre el resto. En la Fórmula 1 hay muchos buenos pilotos —excelentes, incluso—. Pero solo hay un Max Verstappen.
"Nunca llegas realmente a entrar en ritmo. Tal vez eso fue algo bueno de todo esto, que nadie pudo entrar realmente en ritmo", dijo con una leve sonrisa, resumiendo su clasificación en Bakú cuando se enfrentó a los medios el sábado.
Uno puede terminar el pensamiento por él. Cuanto más caos hay, más destaca su genialidad. Cuanto más difícil es para los demás, más fácil le resulta a él marcar la diferencia. Basta con recordar Brasil el año pasado, la carrera que lo dejó al borde de su cuarto título. Son los demás los que necesitan tomarse un respiro, abrir las cortinas de la habitación de hotel viendo las gotas de lluvia caer por la ventana, sabiendo que les espera una jornada dura.
Para Verstappen, cualquier indicio de que una carrera pueda derivar en caos es el escenario perfecto para otra actuación memorable.
Una clasificación estelar
Bakú se llama la Ciudad de los Vientos por una razón. Aquí, el viento mueve todo lo que no está firmemente anclado al suelo. Estar en la zona de medios el sábado, esperando a los pilotos durante una sesión que se extendió por casi dos horas y batió el récord de banderas rojas, hacía difícil ignorar los inquietantes sonidos de paneles de garaje sacudiéndose, tachos de basura volcando y sombrillas golpeando violentamente por las ráfagas.
Muchos pilotos se encontraron dando entrevistas antes de lo planeado tras ser literalmente empujados contra los muros de Bakú, como Charles Leclerc y Oscar Piastri. Frenadas perdidas, vértices sobrepasados: esa fue la tónica del sábado. Seis accidentes, seis banderas rojas. Largas pausas que destruyeron ese "ritmo" del que habló Max.
Pero él… No, él no necesita salir a buscarlo. Está allí desde la primera vuelta de cualquier FP1 hasta la última vuelta de la carrera. Así que no fue sorpresa que lograra la vuelta más importante de la sesión después de que sus rivales convirtieran el sábado en un festival de errores de dos horas.

Max Verstappen, Red Bull Racing
Photo by: Ozan Kose / AFP via Getty Images
No hay que tomar literalmente todo lo que dice Andrea Stella… El sábado, tras la clasificación, probablemente no tenía intención de generar titulares cuando, en un comentario al pasar sobre el resurgir de Red Bull, llamó a Max un contendiente "muy serio" al campeonato de pilotos. Y cuando se le pidió confirmar si realmente lo pensaba y no era solo un lapsus, bromeó diciendo que escribiéramos "SÍ" en mayúsculas.
Tras la victoria del domingo —y con ambos McLaren teniendo un día complicado—, las matemáticas aún dicen: "Nah, no realmente". Nada es imposible, pero, siendo francos, es muy difícil que suceda. Y probablemente Stella tampoco esté del todo convencido. El título de este año lo ganará uno de sus pilotos.
Pero nunca es buena idea dar por descartado a Max Verstappen…
Sería exagerado decir que la temporada de Verstappen ha sido perfecta hasta ahora. Comenzó bien, pisándole los talones a Oscar Piastri y Lando Norris en las primeras carreras, pero luego decayó. En Barcelona dejó que su enojo —ese apéndice quirúrgicamente irremovible de su talento— le costara un buen número de puntos tras un arrebato innecesario, francamente imperdonable, con George Russell. Y fue entonces cuando muchos comenzaron a creer que Max no iba a jugar un papel importante en la lucha por el título de 2025.
Sin embargo, su única debilidad real es quizá una extensión de su propio talento y confianza: a veces le cuesta aceptar que sus habilidades por sí solas no bastan para conseguir lo que siente que merece. Es esa convicción extrema la que lo lleva a gritarle al equipo cuando no puede seguir su ritmo, o a llamar "monstruo" a su coche cuando simplemente no es lo suficientemente rápido como para permitirle luchar por las posiciones donde siente que pertenece.
Si no es este año, o incluso el próximo, Verstappen volverá a ganar un campeonato. Porque no solo él cree que es el mejor piloto de la parrilla. También lo creen personas como Toto Wolff, quien cambiaría sin dudar la lealtad de George Russell por la más mínima esperanza de fichar al neerlandés.
Para Wolff, como para otros, tener el mejor coche representa la mejor oportunidad de robar al mejor piloto.

Max Verstappen, Red Bull Racing, George Russell, Mercedes
Photo by: Mark Thompson - Getty Images
Incluso la mayoría de los pilotos acepta que Verstappen es el mejor de la parrilla actual —si no el mejor de todos los tiempos—, incluido Russell.
"Creo que cualquier equipo quiere tener la mejor dupla posible, y ahora mismo Max es el mejor piloto de la parrilla", dijo a los periodistas en Bahréin, incluso antes de que toda la saga sobre un posible movimiento de Verstappen a Mercedes volviera a tomar fuerza más adelante. "Así que, si algún equipo tuviera la oportunidad de firmar a Max, la aprovecharía al 100 %".
Ese reconocimiento de su excelencia convierte a Verstappen en el dueño indiscutible de su futuro, por encima de cualquier contrato, no solo el suyo con Red Bull, sino también, a medida que se asienta el polvo, de los demás pilotos.
Hablando en Bakú con De Telegraaf, el manager de Max, Raymond Vermeulen, no dijo nada fundamentalmente nuevo: confirmó que Red Bull necesita ofrecerle algo lo suficientemente convincente como para retenerlo, y que será el propio piloto quien decida dónde estará en 2027. Max observará las primeras carreras bajo las nuevas reglas de 2026 y tomará su decisión. Nada está descartado, ni siquiera un cambio temporal al automovilismo de resistencia en GT si llega a considerar que la F1 ya no es lo suficientemente atractiva.
También puede decidir quedarse y tratar el circo de la F1 como una aventura paralela a su nuevo proyecto en GT, donde no solo es piloto, sino también propietario de equipo. Porque es tan bueno que puede hacer ambas cosas a la vez. Antes de la clasificación en Bakú tuvo una videollamada con sus pilotos de GT en lugar de analizar meticulosamente datos, y luego, riendo tras lograr la pole, le dijo a un grupo de periodistas neerlandeses que estaba molesto porque la clasificación había durado tanto que no le permitió ver la victoria de sus chicos en Valencia.
Quizás Red Bull pueda mejorar el software para que el próximo año pueda ver carreras en la pantalla de su volante; probablemente lo harían si él lo pide, así como hacen prácticamente todo lo necesario para mantenerlo feliz.

Max Verstappen, Red Bull Racing
Photo by: Mark Thompson - Getty Images
Incluso si el título de 2025 ya no está al alcance, Verstappen puede, casi por sí solo, llevar a Red Bull de nuevo al segundo puesto del campeonato de constructores. Tras Bakú, Mercedes ocupa esa posición, con solo 18 puntos separando a Mercedes, Ferrari y al propio equipo de Max.
Se puede perdonar a Russell por su lapsus durante la conferencia de prensa del domingo —después de todo, no se sentía bien este fin de semana—, aunque también pudo haber sido intencional.
Cuando Tom Clarkson le preguntó al piloto de Mercedes cómo veía la pelea contra Ferrari por el segundo puesto, Russell respondió: "Bueno, creo que ahora mismo, con la forma actual, hay tantas posibilidades de que Max termine delante de nosotros como de que lo haga Ferrari, para ser honesto".
"Red Bull, ¿no?", corrigió Max con picardía.
"Sí, ¡equipo Verstappen!", respondió Russell riendo. Fuera consciente o inconsciente, todos entienden que Red Bull Racing no gana mucho sin Max.
Y es más que victorias o vueltas increíbles una tras otra. Es él tomando las decisiones sobre la configuración; es él decidiendo cuándo salir de boxes para el intento crucial; es él imponiendo decisiones estratégicas. Y cuando Lando Norris volvió a desaprovechar una oportunidad perfecta, Verstappen provocó que el jefe del británico pidiera a los medios que recordaran al mundo que él sigue siendo un factor a tener en cuenta.
Frente a otro resultado impecable de Verstappen, quizás la solicitud de Stella de usar letras mayúsculas también estaba dirigida a captar la atención de los pilotos de McLaren: SÍ, Max sigue siendo una amenaza.

Max Verstappen, Red Bull Racing
Photo by: Bryn Lennon / Formula 1 / Getty Images
Un ventoso fin de semana en Bakú fue el recordatorio más reciente de que Max tiene razón al verse a sí mismo como el mejor absoluto de la F1. Incluso si una desventaja de 69 puntos con siete carreras por disputar resulta ser demasiado para defender su título, puede relajarse sabiendo que volverá a ganar otro antes de mucho tiempo.
Ya sea que permanezca en Red Bull o cambie de equipo después de probar la maquinaria de 2026, Verstappen tiene todas las cartas para decidir su futuro. Simplemente porque es quien es. El mejor piloto del mundo.
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