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El principal culpable

Nuestro colaborador de motociclismo, Martín Urruty, te da su visión sobre lo sucedido en el Gran Premio de Estados Unidos de MotoGP

Marc Marquez, Repsol Honda Team

Marc Marquez, Repsol Honda Team

Gold and Goose / Motorsport Images

Como corresponde a los grandes campeones, la mayor parte de lo que hoy ocurre en el Campeonato Mundial es responsabilidad de Marc Márquez. Ya sea por acción directa, indirecta u omisión, MotoGP se mueve según lo hace el español.

Ha pasado antes con Valentino Rossi y con otras figuras icónicas. Desde el mercado de pases de pilotos, que ante cada ciclo de contratos está pendiente primero del catalán, hasta los vaivenes de las carreras. Campeón en cinco de las seis temporadas que ha completado en la elite, Márquez es referencia ineludible. Y en algunos sitios, como el bacheado Circuit of the Americas, pasa lo que quiere el piloto de Cervera. Desde 2013 hasta la novena vuelta de la edición 2019 no permitió que nadie más ganara allí. La caída en la curva 12, justo al final de la recta más larga del campeonato, les permitió soñar a los demás. Y Álex Rins aprovechó.

Otra vez, nadie pudo con Márquez en Austin, donde se mantenía invicto desde su estreno en la categoría reina, justo la misma temporada en la que el circuito fue incluido en el calendario. Desde su séptima pole position consecutiva en la pista texana, este año de cumplimiento efectivo luego de que fuera retrasado al cuarto lugar en 2018 por haberle tapado la vuelta a Maverick Viñales, el quíntuple campeón construyó rápida diferencia y su seguro tránsito tenía remedos del andar con el que dos semanas antes había vencido en la Argentina. Al cumplir la primera vuelta, ya tenía tres décimas de ventaja con respecto a Rossi. Al cerrar la segunda, la distancia se duplicó.

Pasó el segundo en la tercera y en la quinta ya acumulaba más de dos. Estiró la distancia a 3.2s al cerrar el octavo giro, hizo muy rápido el primer parcial y un poco más lento el segundo, acaso enfriando los neumáticos cuando aún no se había cumplido la mitad del recorrido. Y no terminó el tercero: al final de la recta de 1.200 metros, unos 320 metros de frenaje en los que obligó a la Honda a bajar unos 260 kilómetros para encarar ese lento viraje a izquierda, la rueda delantera se cerró y Márquez se fue al piso. Cuando la levantó, la moto se cayó para el otro lado. Y luego no arrancó ni con ayuda de los auxiliares de pista que lo empujaron.

 

La deserción de Márquez abrió la carrera y el campeonato. Aquellos que largaron en Austin conformándose con ser escoltas del 93 se vieron de repente ante la posibilidad de terminar ganadores. Rossi, admirable una vez más, estuvo en punta -por primera vez en el año- durante ocho vueltas y resistió cuanto pudo el insistente ataque de Rins, quien en su tercera temporada en la cilindrada mayor sabía que estaba ante una de las mejores ocasiones para hacerse con su primer triunfo.

Había ocupado una posición similar en el cierre de 2018, en Valencia, aquella carrera interrumpida con bandera roja como consecuencia del aguacero.

La más temprana caída de Cal Crutchlow y la pérdida de ritmo de Jack Miller, quien se equivocó en la elección de neumáticos, dejaron solamente a Rossi y Rins como contendientes a la victoria. Uno, ganador de 115 Grandes Premios, 89 de ellos en la máxima división. El otro, con apenas una docena de triunfos, ocho en Moto3 y cuatro en Moto2. Nueve títulos del mundo contra ninguno. Casi 300 carreras y 17 años de diferencia como experiencia. Rins tenía tres meses y medio de vida cuando Rossi debutó en el Mundial, en 125cc. Pese a la desigualdad, el joven español gestionó la carrera como un veterano y dio perfectamente la talla requerida para la ocasión.

Cuando superó a Vale con una maniobra limpia y precisa, cuatro vueltas antes del final, se escapó las décimas suficientes como para que al italiano le quedara claro que le sería muy difícil recuperar lo perdido. Poco después, Rossi se pasó de largo unos metros en la curva 11, antes de la recta larga, y ya no pudo volver a incomodar al catalán de Suzuki.

La primera victoria de Rins en MotoGP cortó en una docena la seguidilla de triunfos de Márquez en Estados Unidos y acabó con la sequía mundialista de Suzuki, que no ganaba desde el Gran Premio británico de 2016 con Viñales. Podría haber llegado antes. Acaso en la Argentina, donde el piloto de la número 42 fue uno de los dos capaces de replicar el ritmo de Márquez -el otro fue Crutchlow- pero una mala clasificación lo condenó a partir 16° y el avance hasta el quinto lugar final supo a poco en el box de la casa de Hamamatsu. A medida que gana experiencia, Rins va puliendo su talento y acomodándose a los rigores que requiere la categoría reina.

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Sin llegar al extremo de Viñales, que solía pesar los alimentos que ingería para asegurarse que estaba respetando estrictamente las cantidades recomendadas, Álex trabajó para aprender a exprimir mejor la moto en clasificación. Ocupó el séptimo lugar en la grilla de Austin y en la primera vuelta dejó atrás a Viñales y a Pol Espargaró. Así presentó sus credenciales para subir al podio. La caída de Márquez le permitió optar por algo más que el segundo lugar: le ganó la carrera a Rossi.

La tercera rodada de Márquez este año, primera en competencia, abrió la lucha en el Gran Premio de las Américas y las puertas a un nuevo ganador. Así, las primeras tres fechas de la temporada han tenido tres pilotos y marcas distintas en la cima de los podios: Andrea Dovizioso y Ducati en Qatar, Márquez con Honda en la Argentina y Rins con Suzuki en Austin, algo que no ocurría desde que en el comienzo de 2008 vencieron Casey Stoner (Ducati), Dani Pedrosa (Honda) y Jorge Lorenzo (Yamaha).

Afuera en el primer corte clasificatorio, apenas 13° en la grilla, Dovizioso salió a salvar los puntos que pudiera y se fue de Estados Unidos como puntero del Mundial. Y Rossi, a tres puntos. De hecho, los primeros cuatro -ahora el tercero es Rins-, incluido Márquez, representan a constructores diferentes y están encerrados en nueve puntos.

El campeón no lo quiso así pero ocurrió por su causa. Su caída lo propició. Hace tiempo que el Mundial anda al paso que quiere Márquez: de momento, hay que agradecérselo.

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