Todo un reto: así tuvo que aprender Leclerc a usar el volante

Los volantes de la F1 moderna son un verdadero rompecabezas, una completa obra de ingeniería. Multitud de botones, palancas e interruptores permiten al piloto modificar diversos aspectos del coche y buscar el punto dulce al monoplaza con el que pretenden alcanzar la gloria.

Los Fórmula 1 son máquinas complejas donde el volante es la expresión más visible de cuántos detalles hay que controlar para sacar el máximo partido.

Para un piloto que llega a la máxima categoría, la comprensión de su volante y las posibilidades que le ofrece es una de las tareas más complicadas, y tal es su singularidad, que rara vez encontrarás dos volantes exactamente iguales en la parrilla. Ni siquiera entre compañeros, ya que la mayoría lo adapta a sus preferencias.

No es una misión fácil adaptarse a los volantes de la F1, ni siquiera para un superdotado como Charles Leclerc. En el Autorsport International Show 2020, el monegasco narró cómo tuvo que gestionar él ese aprendizaje. 

"Cuando llegué por primera vez a la F1, tenía un libro de 70 u 80 páginas que aprenderme. Pero soy malo estudiando y aprendiéndome cosas", explicó. "Así que básicamente decidí formarme más en el simulador, echando horas y horas".

Al final, la práctica permitió interpretar mejor la teoría: "Así es más natural, porque lo que está en el volante son cosas que usas durante la vuelta de clasificación o durante la carrera y que ayudan bastante al rendimiento. Así que son cosas que necesitas saber".

Visto sus resultados, Leclerc aprendió rápido. Y, al llegar a Ferrari, tuvo que memorizar nuevos botones. De hecho, en los coches de Maranello hay diferencias incluso entre los volantes de sus dos pilotos. Charles decidió tener los mismos controles que su veterano compañero Vettel (Raikkonen prefería otros), pero con diferentes ubicaciones de los botones. Por mencionar un ejemplo, Leclerc maneja la palanca del embrague en la derecha, mientras que Vettel la tiene a la izquierda.

Seguramente con volantes menos complejos, pero estos son, tal vez, los 50 coches más bonitos de la historia de la Fórmula 1

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