Diez meses después de que empezara la historia de Marc Márquez con el equipo oficial Ducati y aquel ya célebre 'todo al rojo', el líder sobrado del campeonato del mundo de MotoGP llega al mismo escenario y lo hace con una ventaja tan sideral que ni él mismo pudo imaginar en aquel momento, por más que siempre supo que montarse a esta moto era el único camino a su novena corona.

"Ni yo ni nadie podía imaginarlo, ser líder con tanta distancia es anormal en un campeonato. No me esperaba tener una renta tan grande, sí me esperaba ser líder o estar cerca de serlo, ese era el objetivo desde el primer día, pero jamás se me pasó por la cabeza un situación como la actual", liderando el campeonato con 175 puntos de ventaja, y con la opción de cerrarlo dentro de una semana, en Misano, si sale de Barcelona con 185 puntos de ventaja.

Eso le permitiría ganar la novena corona y empatar con Valentino Rossi en su propia casa, lo que dio pie a que le preguntaran a Marc si prefería lograr el título en casa del #46 o en la siguiente carrera de Japón, en casa de Honda.

"(risas) Está bien tirada la pregunta, y como está tan bien tirada me aparto y que vaya largo a otro sitio", esquivó responder el corredor, que insistió en que prefiere ver un buen fin de semana de su hermano Alex Márquez, antes que conseguir los puntos necesarios para tener y la primera bola de campeonato.

Dada la superioridad del #93, que acumula diez dobletes, los siete últimos, consecutivos, hace ya tiempo que la pregunta más recurrente ya no es si logrará su noveno Mundial, sino cuándo lo celebrará.

"Espero no tener bola de partido en Misano, porque eso significaría que mi hermano habría hecho un mal fin de semana aquí. Y, al ser este un gran premio de casa, pues le deseo lo mejor", convino el indiscutible líder de la tabla general. “Prefiero tener esa primera bola de partido en Japón. Es verdad que, en condiciones normales, uno quiere tenerla lo antes posible. Pero dado el margen que tengo quiero que le vaya bien a mi hermano. Eso va por delante", añadió el español, que se enfrenta a un trazado del que no guarda, ni mucho menos, los mejores recuerdos. 

A pesar de los regulares números que acumula en este escenario, solo en tres de las 11 veces que ha visitado Montmeló como piloto de MotoGP se ha quedado fuera del podio. Su aparición como piloto oficial de Ducati, y en la inercia con la que llega, le vuelven a subrayar como favorito al triunfo, por más que él haga lo posible por rebajar esas expectativas. 

"Este es uno de esos circuitos en los que tengo que arriesgar un poco más; saber verme entre los seis o siete primeros, en vez de obsesionarme con estar siempre entre los tres más rápidos. Hay que ser paciente y trabajar. Pero una cosa es que no me guste, y otra que no intente ganar", reflexionó el corredor de Cervera (Lleida), consciente del margen de seguridad que tiene, pero decidido a evitar que eso le confunda. "Si llegara con más presión me aislaría mucho más. Es un circuito de casa, y también tengo que disfrutar. El margen es para estar cómodo, pero no para relajarse", matizó el catalán, que señala a su hermano y a su compañero de equipo como dos de los principales candidatos a jugarse el podio, y seguramente la victoria. “Alex siempre ha ido rápido aquí, y lo volvió a demostrar en el último gran premio del año pasado, y en el test posterior. Pecco ha ganado recientemente y también está la Aprilia, que con Aleix fue muy competitiva”, ahondó Márquez, cuyos mejores recueros siempre tocan, en mayor o menor medida, a su hermano: "Me mejor recuerdo aquí es de 2014, que fue la primera vez que Alex y yo ganamos en domingo".