Ferrari, ese objeto de deseo
Nuestro columnista Adrián Puente escribe sobre lo que significa ser piloto de Ferrari y cómo el trabajo que Kimi Raikkonen ha estado haciendo junto a la escudería italiana deja a su butaca como un lugar para que otro piloto lo tome.
Foto de: XPB Images
Llegar a Ferrari es ganar un campeonato del mundo. No existe piloto que no tenga esta percepción. Tanto, que se explica la presencia de Vettel después de cuatro títulos con Red Bull; o las tantas declaraciones favorables a un traspaso de Lewis Hamilton, pese a su incuestionable dominio con Mercedes.
Por eso, cuanto más crédito pierde Kimi Raikkonen, más expectativa se genera para el año que viene. Todos, incluso aquellos con contratos vigentes, coquetean con la chance de lograr al menos un acercamiento a Maranello, más temprano que tarde.
Los 27 millones de dólares que los italianos invierten en el alemán, contra los seis millones del finlandés, establecen perfectamente las prioridades de la escudería. Tanto como las últimas palabras de Sergio Marchionne, CEO de Ferrari, quien motivó a Raikkonen a renovar sus pergaminos, para no poner en duda su continuidad.
Pero en medio de esta ecuación, existe un sólo detalle. El campeón de 2007 no logra salir de su letargo. Al margen de los limitados recursos mecánicos que la marca está poniendo a su disposición, el nórdico no supera ni en un sólo parámetro estadístico a su compañero de equipo.
Ambos tienen los mismos puntos, pero el promedio de podios es favorable al alemán, 55% contra el 44%. La posición promedio de Vettel es de 3,67, en tanto Raikkonen llega a 4,78. Los sábados de clasificación, el tetracampeón logra 7 carreras por encima de Kimi, que sólo pudo superarlo 2 veces. Esto arroja una velocidad para el germano de 0,203 seg más veloz en promedio.
Ninguna referencia estadística desmiente otra verdad incuestionable como el reloj biológico. Los 29 recién cumplidos de Sebastian, contra los avanzados 36 del "Hombre de Hielo". Reloj, que a juzgar incluso por sus propios exabruptos, lo llevan a no terminar de afianzar el manejo ante motores híbridos y múltiples opciones de neumáticos.
En una época donde Ferrari demanda explosión, Raikkonen se ha transformado en un piloto previsible, estable y conservador, casi más próximo a la demanda de la seguridad social, que al vértigo del ámbito en el que desarrolla su trabajo. La segunda butaca está en su momento crucial.
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