Lo que aprendimos del test de MotoGP en Sepang
Concluido el test oficial de pretemporada MotoGP 2024 celebrado en Sepang, llega el momento de sacar las primeras conclusiones de lo que nos deparará la nueva temporada.
En uno de los ensayos de pretemporada con más puntos de interés, las tres jornadas que este jueves terminaron en Malasia dejaron claro que Ducati prácticamente ha logrado cuadrar el círculo, que Marc Márquez tiene todavía trabajo para poder medirse en corto con la Demosedici a los más rápidos, y que Pedro Acosta empieza a confirmar aquello que muchos llevaban anticipando desde hace ya tiempo: que es 'el próximo alienígena'.
Ducati logra el más difícil todavía. Aquello que hace un mes parecía imposible, que Ducati diera otro paso adelante significativo con la moto proyectada para esta temporada, puede comenzar a considerarse una realidad si tenemos en cuenta lo sucedido en Malasia. Si la Desmosedici de 2023 fue capaz de arrasar, sobre todo en manos de Pecco Bagnaia y Jorge Martín, la de 2024 aún parece girar más redonda. El actual campeón acostumbra a ir de menos a más y esta vez también lo hizo, pero mucho más rápido de lo habitual. Bagnaia terminó a lo grande, destrozando el récord absoluto de Sepang, que también era suyo (2023), por más de ocho décimas de margen. Martín le siguió muy de cerca, a solo dos décimas, mientras que Enea Bastianini cerró el triplete de GP24. Si las tandas largas de Bagnaia son contundentes, las de la Bestia están a la par, circunstancia que lleva a pensar que la marca de Borgo Panigale ha logrado superarse. La ventaja que tuvieron las Ducati del año anterior en los dos últimos cursos, y que en su momento dio ventaja a Bastianini (2022) y Marco Bezzecchi (2023) parece haberse esfumado y eso puede abrir una brecha entre el batallón de Ducati, por más que Fabio Di Giannantonio lograron hacer la mejor simulación de sprint race, lo que otorga a la GP24 aún margen de mejora. “Hemos demostrado el potencial de la moto. Creo que estamos al 80% del potencial total, de modo que llegamos bien a Qatar”, comentó Bagnaia, en referencia a los últimos test de pretemporada, que arrancarán en poco más de una semana en Losail.
Marc Márquez está por llegar. El principal foco de atención de los últimos meses no permite todavía tener una idea definida de qué objetivo es al que debe aspirar en 2024. Tras las pruebas en Sepang, en las que terminó el sexto, a medio segundo del más veloz, ni los convencidos de que el catalán iba a arrasar sobre una Ducati lo tienen tan claro, ni tampoco hay que pensar que está en apuros. El hecho de haber perdido gran parte de la primera jornada, por cuatro problemas en su GP23 que le dejaron un buen rato dentro del taller, desenfocan un poco la fotografía de su segunda toma de contacto con la moto italiana. Además de eso, no le está siendo fácil al de Cervera (Lleida) desembarazarse de los vicios acumulados en 11 años encima de una Honda, sobre todo cuando se enfrenta a una vuelta rápida. “No soy tan rápido como Pecco o Jorge. A una vuelta rápida todavía estoy lejos, pero estoy satisfecho con el ritmo en el vuelta a vuelta. Salgo satisfecho porque la progresión es positiva. No me estanqué en ningún momento, no hubo pasos atrás”, resumió Márquez, que a su proceso de adaptación a la Desmosedici, debe añadirle el de acoplarse al grupo humano que le rodea en el garaje de Gresini.
Marc Márquez, Gresini Racing
Acosta es un espectáculo. Si las credenciales del bicampeón del mundo de Moto3 (2021) y Moto2 (2023) hubieran dejado a alguien dubitativo, la exuberancia del murciano en el segundo circuito en el que rueda con una MotoGP ha dejado a todo el paddock con la cara que se le queda a un pescado en la nevera. Si bien es cierto que tomar parte en el shakedown le dio un margen que muchos no tuvieron, su desparpajo encima de la moto y la facilidad con la que le salió todo invitan a pensar en él, en grande. Este jueves, Acosta concluyó el noveno y como el segundo de entre los corredores en nómina del Pierer Movility Group, con Brad Binder logrando mejorar su tiempo del miércoles en los últimos minutos del test. “Estoy llegando”, avisa Acosta, una poderosa mezcla de entusiasmo, ilusión y talento puro, en unas proporciones que guardan ciertas similitudes con las que acompañaron a Marc Márquez en su explosivo estreno en la categoría de las motos pesadas. “Lo que está haciendo Pedro es una pasada, no nos lo esperábamos nadie. Sabíamos que iría deprisa, pero seguramente no tanto”, comentaba Pol Espargaró, en una charla informal con Motorsport.com durante uno de sus descansos. Si algo parece evidente es que Acosta sacudirá el árbol de KTM, donde solo Binder, además de él, tiene plaza asegurada más allá de 2024.
Pedro Acosta, Tech3 GASGAS Factory Racing
Honda mejora, pero no es suficiente. Mientras termina de digerir el portazo que dio Marc Márquez, Honda comienza a dar señales de una ligera recuperación, sobre todo en el caso de Joan Mir, probablemente quien más lo necesite. La dieta de choque que se le aplicó a la RC213V y que le ha permitido perder más de ocho kilos, ha permitido a la marca japonesa dar un paso adelante, ilustrado en el motor más que en cualquier otro componente. No obstante, el camino a recorrer todavía es largo y pedregoso, como bien verbaliza el recién llegado. No es de extrañar dado que Luca Marini no es rápido a una vuelta –finalizó el 19º de la combinada– y tampoco tiene ritmo. Especialmente dramática resulta la película en las tandas largas de giros, cuando el rendimiento de la goma comienza a caer y las sacudidas aumentan. El optimismo con el que arrancó el hermano de Valentino Rossi fue difuminándose con el transcurrir de las horas, en la misma medida que en su vecino de taller –décimo en la general de los tres días– crecía una sensación de moderado desasosiego. “El último año sufrí mucho, y por eso no quiero hacerme ilusiones. Pero la sensación ya es otra”, repitió Mir, una y otra vez. A Marini, por su parte, le está pasado lo mismo que a Márquez pero al revés: “Aún conduzco la Honda como si fuera una Ducati. Y eso, sobre todo con la rueda trasera al frenar y entrar en las curvas, tiene una gran influencia”, añadía el #10. Honda ha ganado en motor, pero eso no significa que los problemas de falta de tracción hayan quedado atrás. En ese sentido habrá que ver qué efecto tiene el reclutamiento de Alex Baumgärtel, cofundador de Kalex, para cuestiones relativas al chasis. Conocimientos seguro que le sobran, otra cosa es que Honda se los deje poner en práctica.
Fabio Quartararo, Yamaha Factory Racing
Yamaha necesita el tiempo que no tiene. Las advertencias de Fabio durante todo el año pasado han surtido efecto, al menos en el ámbito de la inversión y las contrataciones. Los fichajes de Max Bartolini (director técnico) y Marco Nicotra (aerodinámica), ambos procedentes de Ducati, han llevado a Yamaha a cambiar el ritmo y a reducir considerablemente el tiempo de reacción. Hasta ahora, cualquier elemento aerodinámico nuevo debía ser aprobado, diseñado y testado en Japón, antes de incorporarlo a la M1. Ahora, la colaboración con empresas como Dallara, italiana, permite testar componentes y descartarlos, empleando mucho menos tiempo. Por lo demás, a la pegada de Fabio Quartararo se le ha unido Alex Rins, con quien la comunicación dentro del box también fluye mucho más que con Franco Morbidelli. A pesar de la evolución que ha dado la moto, en especial en las tandas largas, la falta de rendimiento en condiciones de vuelta rápida impide pensar en grande, habida cuenta de las dificultades que existen para adelantar. “Estoy contento con el trabajo, por cómo se ha cambiado la metodología. Pero estamos lejos a una vuelta. Y tener que salir atrás te condena”, lamentaba Quartararo, este mismo jueves, a Motorsport.com. El francés terminó el undécimo, a ocho décimas de Bagnaia y con dos de margen sobre Rins (16º, a 1,2 segundos del bicampeón). El catalán, por su parte, todavía está intentando adaptarse a una Yamaha que, para su gusto, concentra demasiado peso en el tren delantero, y eso hace que el trasero se levante y se zarandee mucho en las frenadas. “Ese no es mi estilo”, comenta él.
Aleix Espargaró, Aprilia Racing Team
Aprilia es Espargaró. Ahora más que nunca, Aprilia parece girar alrededor de Espargaró, el integrante más veterano de la parrilla y, probablemente, también el más sólido de quienes no compiten con una Ducati. La casa de Noale ha redoblado su apuesta en MotoGP en los últimos años, sobre todo con la llegada de Massimo Rivola, y la RS-GP ha ido quemando etapas muy rápidamente. Si nos guiamos por el testimonio del mayor de los hermanos de Granollers (Barcelona), el prototipo de 2024 supone un salto de calidad considerable respecto de la versión anterior. El #41 concluyó el quinto, su mejor vuelta le dejó a cuatro décimas de la cabeza y el simulacro que llevó a cabo estuvo prácticamente a la par del que hizo Bagnaia. El contrapunto, que no es pequeño, para Aprilia, es la brutal diferencia entre el ‘Capitano’ y el resto de sus colegas de marca. Este jueves, Maverick Viñales fue el 12º, a ocho décimas del #1 y a cuatro de su vecino de taller. Las sensaciones del corredor de Roses (Girona) no son ni mucho menos tan buenas, por no hablar de las de Miguel Oliveira (17º), el portugués de la escudería Trackhouse, que también dispone de la última especificación de la RS-GP. “La moto me lleva a mí y no yo a ella. Hace poco corrimos aquí y tenía la moto muy por la mano. Eso no me pasa con la de 2024, pero prefiero estar sufriendo en el test y que en la carrera me vaya mejor”, sintetizó Viñales, obviamente no muy contento.
Jorge Martín, Pramac Racing
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